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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de cine de San Sebastián llega a las pantallas españolas y posteriormente a las salas cinematográficas, 'Diecisiete' (2019), de Daniel Sánchez Arévalo.
Cuenta la historia de Héctor, un chico joven, de diecisiete años, que lleva dos interno en un centro de menores.
Es insociable, poco comunicativo y apenas se relaciona con nadie hasta que se anima a participar en una terapia de reinserción social consistente en la educación de perros callejeros.
En ella establece un vínculo indisoluble con una perra, poco amiga del hombre, como él, a la que llama Oveja, en ese programa de adiestramiento de perros para que posteriormente puedan ser adoptados.
Pero termina encariñándose con el animal y un día descubre que su perra Oveja no está y es porque ha sido adoptada y Héctor se muestra incapaz de aceptarlo.
A pesar de que le quedan poco más de dos meses para cumplir su internamiento, decide escaparse del centro para ir a buscarla, con Isma, su hermano, que lo hace a regañadientes, con el agravante que dos días después de huir cumplirá los 18 años con lo que será mayor de edad y cualquier lío en que se meta, podría llevarle a la cárcel.
El cariño por los animales que hay en esta conmovedora historia se transmite fácilmente a aquellos espectadores, no solo amantes de los perros, sino a cualquier persona sensible que se precie, además de tener gran ternura y un excéntrico sentido del humor.
El guionista y director ganador del Goya Daniel Sánchez Arévalo pone fin a seis años de ausencia en la gran pantalla, tras La gran familia española (2013) tiempo que ha aprovechado para dirigir cinco cortos, obras de teatro y hasta un spot televisivo, además de escribir una novela que ha sido finalista en el Premio Planeta.
A hora regresa con esta sencilla historia al tipo de cine intimista de su debut con Azuloscurocasinegro (2006) con esta especie de road movie familiar, que se inserta en el mundo de la adolescencia, llena de sentimientos, donde Héctor tiene problemas para socializarse, comunicarse, y se lanza junto a su hermano mayor, Isma, en busca de la única criatura con la que ha conectado, aparte de su abuela Cuca, que los crió a los dos, y que es la persona que más quiere en este mundo.
La abuela está internada en un centro hospitalario desde hace cinco años y al parecer le queda poco tiempo de vida, pero por ella es capaz de darlo todo, hasta robar un calefactor porque en la residencia se ha estropeado la calefacción, lo que le lleva a ser internado.
El tema de esta película es la relación entre estos dos hermanos muy diferentes entre sí, que reparan las heridas del pasado y acaban conociéndose mejor y aprendiendo a quererse.
Junto a ello apunta otros, además de la fraternidad, como la atención a nuestros mayores y el cuidado de los animales.
El film, que apuesta por la sencillez, con dos protagonistas y una sola línea de acción, ha sido rodado en varios pueblos de Cantabria con sus bellos paisajes de fondo que realzan la estupenda fotografía de la cinta.
Posee un excelente guion lleno de giros y sorpresas que mantiene vivo el interés del espectador, a lo que hay que unir un buen trabajo en la dirección de actores con un Biel Montoro, siempre con gesto adusto, constantemente cabreado con él mismo y con el mundo, al que le da una notable respuesta Nacho Sánchez, que hace su debut en el cine, como su hermano mayor, que trata de quitarle la rebeldía que lleva dentro y hacerle comprender que su actitud y comportamiento no le llevará a ninguna parte, ya que es un chico inteligente capaz de aprenderse de memoria el Código Penal y demostrar que algún día podría cambiar para bien.
Premio del público en el Festival de Tolouse.
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