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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una casa está maldecida por un vengativo fantasma que condena a quienes entran en ella con una muerte violenta, es de nuevo el tema de esta producción de terror.
Basada en la escalofriante saga japonesa 'La maldición (Ju on)', de Takashi Shimizu, que para su exhibición en España se tituló La maldición (2002), en la que un misterioso y vengativo espíritu persigue a quienes se atrevan a entrar en la casa donde reside.
Posteriormente nos llegó el remake norteamericano con el título de El grito (The Gruge), que se encargó de rodarlo el mismo director japonés del original, Takashi Shimizu.
Debido al éxito conseguido por este remake, se hicieron dos secuelas, El grito 2 (2006) que volvió a dirigir Shimizu, que esta vez recogía tres historias y cambiando los actores.
Aún hubo una tercera secuela, El grito 3 (2009), pero esta vez dirigida por Toby Wilkins, en la que una japonesa intenta detener al espíritu maligno que ocasiona esas muertes y pesadillas.
No pasó por las salas fue estrenada directamente en DVD.
Nicolas Pesce realiza ahora esta nueva versión producida por el especialista en el género Sam Raimi que también produjo el anterior remake y las dos secuelas.
A pesar de que esté inspirada en la original de Takashi Shimizu, y aunque han pasado 17 años que vimos aquella primera y lógicamente no la recordamos con mucho detalle, nos da la impresión que aquí el argumento toma tan sólo el espíritu de la misma, la maldición de la casa y la influencia que tiene sobre todos los que se atreven a entrar en ella, que acaban de muerte violenta, pero oh! milagro, salvo la policía protagonista que aunque ve visiones no termina como los demás personajes.
Posteriormente hemos sabido que no es ningún remake, sino un capítulo que añadir a la serie.
El pensamiento sobre esta nueva historia, al parecer es el de continuarla, pero nos da la impresión de que, por una parte, el género de terror va decayendo y por otra el comienzo de ésta no ha sido el que se esperaba en las taquillas por lo que el proyecto puede que tal vez caiga en saco roto.
El principal defecto de esta película es el guion que da saltos adelante y atrás para justificar ciertas acciones y que a pesar de que figure con grandes caracteres el año en que sucede, el espectador se hace un lío que provoca que no se aclare, lo cual no quita para que la puesta en escena sea correcta en cuanto a la fotografía y la música, que se ocupa de subrayar los distintos sobresaltos que hay a lo largo de la trama.
En lo referente a los actores el mexicano Demian Bichir y la inglesa Andrea Riseborough, encarnan a Goodman y Muldoon, respectivamente, los dos policías encargados de investigar lo que ocurre en la casa número 44 de la calle Reyburn Drive donde ocurren los sangrientos sucesos y provocan las pesadillas de los que allí entran.
Arranca la narración con el hallazgo de un cadáver momificado en un coche abandonado en un bosque cuya propietaria llevaba varios meses desaparecida.
A partir de ahí la agente Muldoon, madre soltera y con un hijo, se interesa por el caso, mientras que Goodman, soltero y solitario que vivía con su madre ya fallecida, se niega a ello por haber investigado uno similar que le trae malos recuerdos.
Los sobresaltos son tan light como endeble y confusa nos parece esta historia, a la que poco hay que objetar por parte de la dirección de Nicolas Pesce, salvo que no haya sabido enderezar las riendas de este film.
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