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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando Takashi Shimizu era tan solo alumno de una escuela de cine, algo aventajado, un productor le propuso dirigir dos películas para video y él presentó el guion de 'Ju-On'.
Fue un éxito en ese formato, se convirtió en un film de culto y le pidió que la hiciera en cine.
Volvió a triunfar también en las salas y Sam Raimi se interesó por ella a raíz de su éxito internacional para hacer la versión americana que le pidió realizara el propio Shimizu.
Y aquí tenemos esta tercera versión de la misma historia con muy pocas o casi ninguna variante esencial.
Karen es una estudiante de trabajo sociales en Japón que acepta sustituir a una compañera que ha faltado, para cuidar a una anciana en una casa, cuando oye ruidos en el piso superior, comienzan a pasar fenómenos extraños y a sucederse las muertes.
Esta cinta viene a confirmar la falta de ideas del cine americano que una y otra vez recurre a las producciones niponas para hacer películas de terror que ya nos van resultando repetitivas, ridículas y aburridas, con niños de ojos tristes o espectros de largos cabellos negros que anuncian muerte.
En esta nueva versión, también rodada en Japón, se repiten incluso planos y situaciones de cámara una y otra vez como si fueran calcados del original, con la única variante de la introducción del novio de la protagonista que no estaba en la primera y de los actores americanos.
Al director, el efectista argumento parece importarle poco, encaminado más a provocar media docena sustos a base de golpes musicales y apariciones repentinas que a hacer una dirección creativa, ahora que disponía de más medios.
No sabemos si el cambiarle el nombre de 'La maldición' (2003) que se le puso a la anterior es para despistar.
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