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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de Tribeca y el de cine de terror de Sitges, Bliss (2019) llega ahora a las carteleras.
En este último certamen varios compañeros de la crítica le dieron una notable puntuación. No sabemos si como la protagonista de esta película habían tomado algo y alucinaban como ella, o es que a nuestra edad ya no podemos soportar tan tamaña tomadura de pelo, tomada por, al parecer, un moderno cine independiente de terror, que no acabamos de comprender.
Asegura su director que siempre quiso hacer una película que mostrara el lado oscuro del mundo artístico de la parte más sórdida y menos glamurosa de Los Angeles y lo hace en 'Bliss' (2019), en la que cuenta la historia de una pintora muy reconocida, que vive en Los Angeles, que está atravesado una crisis creativa que le lleva a un punto límite y para salir de ello hará todo lo que sea necesario para completar de terminar un cuadro que será su obra maestra, aunque para ello deba adentrarse en un mundo de sexo, drogas y asesinatos.
Esta no es otra que Dazzy Donahue, una joven artista, que está sin dinero y es amenazada por su casero que la echará a la calle si en tres días no paga el alquiler.
Recurre a su representante para que le adelante dinero por su obra, pero éste termina dejándola.
En su desesperación acude a Hadrian un antiguo traficante de drogas que le ofrece una muy fuerte llamada Diablo, que le dice que le ayudará a terminar el cuadro, que la pone como poseída, en un desmadre de locura y alucinación algo que disfruta en compañía de una tal Courtney en un trío sexual con su marido.
El viaje a los infiernos de la pintora está contado a través de una atmósfera insana y esquizofrénica con perturbadoras ensoñaciones.
Curiosamente las figuras de su cuadro poco a poco van creciendo hasta terminar el grupo convertido en una mujer.
La droga la vuelve loca provocándole desorientación y terroríficas alucinaciones y termina convertida en una especie de zombie sediento de carne y de sangre que acaba mordiendo y matando a cuantas personas conoce en un brutal delirio psicodélico convirtiendo el último tercio en un festival gore.
Película independiente hecha con escaso presupuesto, rodada en 16 mm. con pocos personajes y localizaciones, con un argumento de locura, que no tiene pies ni cabeza, unos diálogos vulgares y procaces lleno de palabrotas, un montaje de agresivos planos cortos, con una cámara mareante para reflejar esta pesadilla lisérgica de drogas y alucinación de una artista desesperada, bañada en la sangre de sus propias víctimas.
Dazzy, la protagonista, está interpretada por Dora Madison que está todo el tiempo en pantalla, sin que falte de una sola imagen.
El responsable como director es un joven Joe Begos de 32 años que debutó con Casi humanos (2013), a la que siguió Poder mental (2015) y ahora esta tercera 'Bliss' (2019).
A todo ello hay que añadir una banda sonora con una partitura de música electrónica con un buen número de canciones de heavy metal que arropan a las enloquecedoras imágenes.
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