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CRITICA
Por: PACO CASADO
La guionista de comedias como La recluta Benjamín (1980), Baby, tú vales mucho (1987) o Me gustan los líos (1994), Nancy Meyers, decidió pasarse a la dirección con el género que mejor domina, con Tú a Londres y yo a California (1998), a la que siguieron En qué piensan las mujeres (2000) y se superó en Cuando menos te lo esperas (2003).
Al hacer su cuarta película como directora, continúa en la comedia con esta historia de dos mujeres, despechadas porque han sido abandonadas y humilladas por sus respectivos novios, y deciden intercambiar casa, una en Los Angeles y la otra en el condado de Surrey (Inglaterra), para olvidar su mal de amores.
En Los Angeles Amanda es montadora de traylers y tiene una gran mansión y ha sido engañada por Ethan, su infiel novio.
Iris Simpkins es redactora de bodas de un periódico y ha sido humillada por el suyo, pero está enamorada de Jasper Bloom, un colega que no le hace caso, ya que está a punto de casarse.
Amanda descubre una página en internet, de intercambio de casas y así comienza una historia en la que ella va intercambiar la suya con la cabaña que tiene Iris, durante las vacaciones lo que va a suponer un cambio radical en sus vidas y el encuentro de nuevos amores.
Si bien el argumento es bastante previsible y terminará con final feliz, como es de rigor en cualquier comedia que se precie, sin embargo las situaciones resultan originales o algunos personajes novedosos, como Arthur, el viejo y nostálgico guionista de los años dorados del cine, lleno de alegría de vivir, que conoce Iris, o Miles, el compositor de bandas sonoras que se enamora de ella.
Hay en este sentido un homenaje al mundo del cine y algunos guiños a películas, compositores o actores, como el cameo que hace Dustin Hoffman.
Las historias se van mezclando y alternativamente vamos conociendo la situación en que se encuentra cada una, aunque resulten descompensadas en su extensión, lo cual no importa.
Una comedia entrañable, con buenos y chispeantes diálogos llenos de ironía a veces, ternura, soledad o comicidad en otros.
Una dirección que lleva con agilidad y buen gusto las situaciones y obtiene un buen rendimiento del magnífico reparto, con una simpática Cameron Díaz en el género que mejor se desenvuelve, la sobriedad de Kate Winslet, lo contenido en esta ocasión de Jack Black y la entrañable aportación de Eli Wallach.
Una comedia romántica clásica de rupturas sentimentales, en un paisaje idílico, muy apropiada para estas fechas navideñas.
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