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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con más rutina que imaginación, con más vulgaridad que inventiva, los italianos siguieron fieles a sus mitos comerciales de los años 70, como en este caso el gordo y forzudo Bud Spencer, que continuó haciendo películas en las que encarnaba al Comisario de policía Rizzo, más conocido por su apodo de Zapatones, casi siempre metido en aventuras exóticas que le llevaban a paisajes lejanos, como en este caso, en que la aventura sucede en Egipto, a donde se marcha en este caso en compañía del mariscal Caputo, en busca del profesor Cerullo, que está desparecido.
La cuestión está en que el profesor ha descubierto una clase de insecto que puede oler dónde hay petróleo y muchos delincuentes están interesados en él.
Y era ciertamente una pena, por una parte gastar semejante desplazamiento de producción para algo tan mediocre, y en segundo lugar encontrarse una vez más a un Steno, antaño un imaginativo autor de comedias, metido en estos films tan vulgares como resulta ser éste.
La historia es simple pero algo confusa, con muchos personajes, como el ayudante tonto, el profesor distraido, el niño listillo e insoportable, el magnate malvado, el árabe caballeroso, el enano peleón, la chica guapa de turno, y un largo etcétera.
Todo ello se van mezclando a lo largo de la acción, llevada con bastante desgana narrativa por Steno, que no pierde ocasión para rellenar con planos de las pirámides y demás maravillas arqueológicas del antiguo Egipto.
Todo parece llevarnos, en definitiva, a la gran pelea final, como si lo anterior sobrara y a lo largo de casi un cuarto de hora presenciamos la habitual y tópica pelea a base de mamporros sin cuento y tortazos a granel que propina habitualmente Bud Spencer.
Poca renta para hora y media de una cansina cinta, sin calidad y ni siquiera gancho comercial.
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