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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine norteamericano es como el Real Madrid o el Barcelona en el fútbol, que importa todo aquello que le interesa para poder destacar y ser el primero.
Esto ha sido siempre una norma de esta cinematografí, ya que muchas veces, los más famosos directores no han sido nortramericanos, sino irlandesdes, alemanes, canadienses, o vieneses por poner únicamente algunos ejemplos.
Esta ocasión le interesa ya incluso el cine oriental, con tal de continuar en su línea ascendente de producción.
Ya en su día importó al actor Jean-Claude Van Damme, belga de nacimiento, y ahora lo hace con uno de los directortes orientales que más ha destacado en los últimos tiempos, John Woo, del que se importó en nuestro país su película más famosa The Killer, que después no se llegó a ver por circunstancias que desconocemos.
Ahora, disponiendo de medios y con un actor a la medida de lo que suele ser su cine, hace una historia con un argumento visto ya en otras ocasiones, como es la caza del hombre por el hombre, como si eso fuera un deporte.
Dos hombres despiadados, Fouchon y Van Cleef, han convertido a Nueva Orleans en su particular coto de caza.
Allí organizan siniestras cacerías que enfrentan a magnates que han pagado una gran suma con veteranos de guerra, cuyo premio son diez mil dólares, si logran sobrevivir.
Ninguno de los infortunados se atreve a probar suerte en tan sangriento juego.
Natasha Binder llega a Nueva Orleans buscando a su padre que ha desaparecido.
En su busca conoce a Chando un hombre duro, un joven sin trabajo, ni oficio, experto en karate y ex combatiente en la guerra de Vietnam, que lo contrata para que le ayude a descubrir el paradero de su padre.
'Blanco humano' nació cuando el productor James Jack estuvo de acuerdo con la sugerencia guinística de Chuck Pfarrer de que El malvado Zaroff (1932) se encontraba en el momento ideal para hacer un remake y desde el principio tuvieron en mente que el idrector ideal era John Woo que así debuta en el cine americano.
Desde Hong Kong, la ciudad de su nacimiento, hasta Europa y Estados Unidos, asombra a los críticos y electrifica a los públicos que se van uniendo a su legión de admiradores y admirando a directores como Oliver tone y Martin Scorsese.
Con esto ya está entablada la excusa, por una parte para exponer el cine violento que es habitual de John Woo, que más allá de su talento como director de dramas viscerales y conmovedores aporta a sucine un movimiento elegante que sabe ponerlo en escena como si fuera un ballet, provisto de un sentido del humor frente a sí mismo y con resonancias emocionales, aunque abusando de la cámara lenta, del exceso de muertes y con un Jean-Claude Van Damme que se encuentra como pez en el agua con esta oportunidad, aunque a la postre se trata de simple tebeo filmado.
Premio Saturno a Lance Henriksen como mejor actor de reparto de la Academia de Cinecia ficción.
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