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CRITICA
Por: PACO CASADO
Exquisita comedia de costumbres ambientada en París en fin del siglo XIX que deriva insensiblemente y de forma elegante al drama y luego a la tragedia.
'Madame de...' era una mujer dichosa, destinada a tener una vida feliz si no hubiera sido por una pareja de corazones de diamantes.
Vive feliz con su marido un riquísimo general y conde.
Llevan una vida inconsciente y de fiestas de alta sociedad.
Ella tiene deudas de juego y necesitada de fondos para cubrir sus cuantiosos gastos, la condesa Louise empeña a escondidas unos preciosos pendientes que le regaló Andrés, su marido, el día de su boda.
Le dirá a éste que los ha extraviado.
El joyero indiscreto, comenta al conde lo sucedido y le vende las joyas que se los regala como despedida a su amante Lola, que viaja a Constantinopla donde, por causa de la ruleta los vende y allí los compra un diplomático italiano, el barón Fabrizio Donati que pronto es destinado a París.
Al conocerla a ella se enamora y para sellar su amor le regala una joya inolvidable, los pendientes de su inicial propietaria.
Esta es la historia de los pendientes de diamantes de Louise, la esposa del general, una aristócrata francesa, que fue un regalo de boda de su esposo, que causan una serie de conflictos cuando cambian de mano en repetidas ocasiones.
Es también la historia de esta mujer hiperfemenina, la típica heroína ophülsiana por excelencia, y víctima por igual de un militar inflexible y de un diplomático encantador, frívola al principio, romántica después, enamorada por fin, su trayectoria vital y sentimental viene seguida implacablemente por una cámara milagrosamente fluida, cuyos arabescos preciosistas denuncian y exaltan a un tiempo los usos y códigos de toda una clase social de una época.
A partir de un matrimonio especial, aburrido, en el que cada uno de ellos busca fuera del hogar unas emociones que dentro no encuentran, el director construye un universo frívolo, vacilante, inestable, presto a derrumbarse ante cualquier movimiento que le afecte.
Max Ophuls, alemán de origen, se nacionalizó francés, aunque también realizó varias películas en los EE.UU. y fue uno de los directores de cine más universales de su época, considerado como el gran romántico de este arte.
Este es uno de los cuatro films, junto a 'La ronda' (1950) y 'El placer' (1952), todos ellos rodados en la década de los años 50, poco antes de la prematura muerte del director, que constituyen la más alta expresión del arte de Max Ophuls a quien François Truffaut consideraba "el mejor director francés junto con Jean Renoir, nuestro cineasta de cabecera".
En 'Madame de...' (1953) Ophuls aparece en toda su madurez artística, con todas sus características: su excepcional forma fílmica, que le convierte en un gran estilista, la dimensión fatalista de su temática y el dominio de la plástica en el campo visual.
Temáticamente, todos los títulos de Max Ophuls tratan del amor y la psicología de la mujer.
Todos son una tragedia sobre las relaciones amorosas como determinante de la soledad femenina.
Filmado en Francia cuenta con una espléndida actriz, Danielle Darrieux, cuyo personaje es considerado como el más noble de todas sus protagonistas femeninas.
Acompañan a la actriz Charles Boyer y Vittorio de Sica en este bello y elegante relato de amor.
Nominado al Oscar al mejor vestuario en blanco y negro.
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