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CRITICA
Por: PACO CASADO
El italiano Dino de Laurentiis, productor de King Kong (1976), parece que le ha tomado gusto a eso de hacer producciones con animales mastodónticos, a pesar de los múltiples inconvenientes, problemas y dificultades que tuvo que afrontar para llevar a cabo la película del mono mecánico, toda una maravilla de la técnica y de los efectos especiales cinematográficos.
Ahora ha vuelto a la carga con otro animal gigante, en este caso un asesino búfalo blanco que atormenta los sueños de Wild Bill Hickock como una pesadilla, lo que le hace volver al Oeste, para enfrentarse al mítico furioso animal y darle caza, pudiendo así quedar liberado de esa obsesión y calmar su espíritu.
Acompañado por su viejo amigo el tuerto Charlie Zane, durante su viaje conocen a un joven indio llamado Caballo Loco, que también está obsesionado con darle caza al enorme búfalo albino infernal, que años atrás mató a su hermana y no descansarán hasta encontrar al monstruo y matarlo, pero han de tener cuidado porque el más mínimo error puede resultar fatal.
Los tres juntos inician la búsqueda del animal y eso les hace enfrentarse con sus demonios interiores.
Desde el comiendo del film el enorme animal hace de las suyas, arrasando un campamento indio, donde murió la hija de Toro Sentado, hermana de Caballo Loco.
Estos tres hombres habrán de luchar al final, no sólo con la imponente fiera, sino también contra las inclemencias del tiempo y otros peligros que le van saliendo al paso en esta arriesgada aventura.
El guion de la cinta es de Richard Sale, basado en su propia novela, que estira mucho esta simple anécdota argumental, que se nos antoja similar o nos recuerda a la obsesión del viejo lobo de mar del capitán Ahab de la novela Moby Dick de Herman Melville, pero en este caso en lugar de suceder en el mar ocurre cabalgando por las extensas praderas del Oeste americano y en lugar del capitán ballenero se coloca al mítico explorador y pistolero Wild Bill Hickock junto a otro personaje famoso como Caballo Loco.
La realización de Jack Lee Thompson, un director especializado en el género del cine de acción, se detiene en cosas accesorias y tan sólo se eleva el interés de la película cuando hace su aparición el potete animal, que igualmente está desaprovechado en cuanto a su exhibición espectacular.
El buen elenco de actores con Charles Bronson y Kim Novak a la cabeza, secundados por un envidiable plantel de secundarios que conforman el reparto cumplen con sus cometidos, mientras que John Barry pone una banda sonora a esta aventura con su composición musical adecuada al caso.
El resultado final es un film endeble, en líneas generales, con abundantes baches, que la dirección de Jack Lee Thompson no logra rellenar las prolongadas lagunas que están faltas de interés hasta llegar a la esperada persecución final del búfalo y la aventura de darle caza, mientras que el resto queda en un segundo término.
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