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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine norteamericano ha hecho muchas películas sobre la segunda contienda mundial, pero 'Casablanca' (1942) afronta el tema con cierta originalidad.
Mientras la Segunda Guerra Mundial se encuentra en su punto álgido, el café de Rick, en Casablanca, es un centro clandestino de refugiados de todas las partes de Europa.
Desde su establecimiento Rick, un duro y cínico aventurero con un amplio pasado a sus espaldas, proporciona salvoconductos a sus clientes para que puedan salir del territorio francés - bajo la ocupación alemana - hacia Norteamérica.
Uno de los refugiados que llega al café de Rick es una hermosa mujer que huye en compañía de su marido, un líder de la resistencia.
Casablanca es una ciudad que, por imperativo de las circunstancias se transforma en frontera y en punto de confluencia de los evadidos de la vieja Europa atormentada por el huracán nazi, para intentar el salto del Atlántico.
Sobre esta base Michael Curtiz, que realizó bastantes films todos ellos con factura y dignidad apreciables, intentó hacer una apología al patriotismo y un ataque personal contra el colaboracionista régimen de Vichy y del mariscal Petain.
Sólo dos planos recalcan esta teoría política de la cinta: el asesinato de un evadido ante un gigantesco retrato del mariscal y el gesto del policía francés al arrojar a una papelera una botella de agua de Vichy.
El primero resulta convincente, el segundo es algo más pueril.
El éxito de una película depende de muchos factores y entre ellos, sin duda, el azar.
El resultado sería uno de los más duraderos impactos de la historia del cine, a la vez que Humphrey Bogart e Ingrid Bergman se convertían en una de las parejas más míticas y célebres de la pantalla (aunque en principio habían sido elegidos Ronald Reegan y Ann Sheridan para estos papeles).
'Casablanca' (1942) es un film al que no se le nota la vejez a pesar del paso de los años: tanto en la fotografía como en la interpretación, incluso en la dirección, resulta moderna y es que no cabe duda que es un título indeleble de la historia del cine cuya originalidad sigue vigente.
Muchas cintas han tratado este tema pero ninguna de la manera que lo hizo ésta.
Todo va en torno a una historia de amor, aunque por debajo van la política y el patriotismo mezclados con una trama policiaca que le da un cierto carácter.
A su favor contribuye también la famosa partitura de Max Steiner con el viejo Boggie en forma y la guapa Ingrid Bergman en su plenitud como actriz, como estrella y como mujer, con una dirección funcional pero eficaz de Michael Curtiz, llevada a cabo con suma precisión.
Oscar al mejor film, dirección y guion.
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