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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ya lo hemos dicho en otras ocasiones en las que hemos detectado que a veces los géneros se mezclan entre sí y salen unos productos híbridos que por lo general no son ni carne ni pescado, es decir, hablando en cristiano, que no suelen estar logrados.
Esto es algo que creemos que ha ocurrido en 'Artemis Fowl' (2019), un producto en el que se unen la ciencia ficción y el fantástico en el que se han invertido 125 millones de dólares, que ha tenido muchas dificultades de producción siendo Kenneth Branagh el último en llegar para tener que solucionar el desaguisado.
Artemis es un chico joven de 12 años, muy inteligente, al que su padre le ha ilustrado desde muy pequeño en torno al mundo de las hadas.
Un día su padre, un ladrón de guante blanco, que siempre suele estar viajando, desaparece, y ha debido ser secuestrado porque sabe dónde se encuentra un arma muy poderosa a la que denominan con el nombre de el Aculos, que es la llave del universo que permite a las hadas pasar al mundo de los humanos.
Artemis Fowl, este joven de origen irlandés, rapta a su vez a Holly Short, un hada, con la intención de pedir un rescate que le permita salvar a su padre.
Una vez que logra cumplir sus intenciones, se embarca en una aventura que le llevará a luchar contra el maléfico Opal Koboi.
El guion de Conor McPherson y Hamish McColl se basa en la adaptación del primero de los libros escritos por el autor irlandés Eoin Colfer, publicado en 2001, cuya acción se desenvuelve en un mundo de fantasía entre hadas, enanos, centauros, duendes, trolls, elfos, y demás personajes de ese universo subterráneo, es fruto en muchos momentos de los efectos especiales.
La narración, nada original de los hechos principales de esta historia, está a cargo de Mulch Diggums, un enano convertido en gigante por arte de la magia, que es quien cuenta los hechos en los que él mismo se ha visto involucrado hasta que la policía lo ha capturado y lo ha hecho cantar.
La parte de la intervención de este personaje está expuesta en blanco y negro, como curiosidad, dentro de los imaginativos y fabulosos decorados que componen la Ciudad del refugio, que es el hogar de las hadas en donde impone el orden la Comandante Root, que tiene sus enemigos que tratan de derribarla de su pedestal e imponer un nuevo orden, lo que aumenta un poco el interés de la cinta con esta otra intriga paralela, pero sin mucho peso para la integridad de la trama que, en líneas generales, resulta ciertamente confusa y con bastantes agujeros en el argumento.
No acabamos de explicarnos cómo un actor y director norirlandés tan serio como Kenneth Branagh, acostumbrado a representar obras de William Shakespeare, se ha podido meter a realizar una película de este género tan distante de las que él suele interpretar y dirigir.
Algo de lo mismo podemos pensar de una actriz como Judi Dench, que dada su veteranía puede con cualquier personaje que le pidan y salir airosa del empeño encarnando en este caso a la Comandante Root que en el libro era descrito como un hombre.
Pero el protagonismo se lo lleva Ferdia Shaw, nieto del actor Robert Shaw, que incorpora al pedante personaje de Artemis hijo.
La puesta en escena es bastante farragosa para tratarse de un film que va dirigido fundamentalmente a las mentes infantiles, o al menos eso nos parece.
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