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CRITICA
Por: PACO CASADO
Sobre unos hechos reales y basándose en una serie de artículos periodísticos escritos por John Prebble, el director norteamericano Cy Enfield ha realizado esta reconstrucción histórica.
El 22 de enero de 1879, en Zululand, Sudáfrica, después de haber perdido más de mil trescientos hombres en la desastrosa batalla de Isandlwana, una fuerza de cuatro mil guerreros zulúes avanza sobre la ciudad de Natal.
Para hacerles frente, sólo está el paso de Rorke's Drift y su guarnición de poco más de ciento cincuenta hombres.
Aunque toda resistencia parece inútil, los dos oficiales al mando del puesto, los tenientes Gonville Bromhead y John Chard, dispondrán la defensa del lugar ante las abrumadoras fuerzas enemigas.
Durante los siguientes días estos hombres combatirán contra los zulúes que les superan en número en una de las batallas más memorables de la historia, en la que se muestra por qué el ejército inglés era tan bueno, entre otras cosas porque se enfrentaba a unos guerreros con unas armas muy primitivas.
Esta es la descripción de una de las batallas entabladas por las fuerzas inglesas, en la que un número de unos ciento treinta y nueve soldados galeses fueron capaces de contener a los más de cuatro mil guerreros zulúes, ocasionándoles más de seiscientas bajas en un enfrentamiento que duró más de doce horas.
Es cine de recreación de una realidad, una película sin novelar, en la que los acontecimientos se exponen tal cual sucedieron, con toda su crudeza y sus valores peculiares.
Como es lógico la realidad apenas si posee valores artísticos y el realizador no ha querido recurrir a la estilización y los hechos se seleccionan de acuerdo con el punto de vista del periodista en este caso.
Naturalmente cuando los hechos humanos tienen más hondura la narración sube de nivel en todos los sentidos.
Queda, eso así, un gran valor de testimonio de la valentía, de la inteligencia y de la habilidad humana, capaz de que un puñado de hombres frene a miles de nativos en pie de guerra.
Y también el impacto psíquico que produce en el espectador el asistir a una serie de batallas realizadas con una gran precisión y realismo.
La realización corre a cargo de Cy Enfield que tiene a su cargo a un casi debutante Michael Caine en uno de los personajes principales junto a otros actores más veteranos como Stanley Baker o Jack Hawkins.
El film es una muestra de cómo mantener la tensión dramática, además de incluir modélicas escenas de acción, que la convierten así en todo un clásico del género.
Aunque el director no tenga una intención definida, los hechos hablan por sí mismos y el alegato contra la guerra, contra el sacrificio de los inocentes, toma una importancia excepcional.
Esto último compendia el valor moral de esta cinta.
Moralidad que viene reforzada en las secuencias finales gracias al diálogo.
Película que tiene una buena realización y un color ciertamente excelente y con una música de John Barry siempre presente.
Nominada al Bafta la dirección artística.
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