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CRITICA
Por: PACO CASADO
No vamos a hablar, una vez más, de lo repetido que está el western europeo, porque sería caer en el mismo tópico en el que tropiezan una tras otras todas las producciones de este género realizadas en Europa.
Tan sólo nos limitaremos a apuntar las pequeñas diferencias que hay con respecto a otras aventuras llevadas a cabo por este mismo personaje o de otros de parecido corte.
Tras ser testigo de una brutal masacre en el pueblecito de Indian Creek, el legendario cowboy Sartana empieza a averiguar quién se oculta detrás de este salvaje atentado.
Casi todos los habitantes del lugar parece que se interesan en adquirir las tierras de los que han caído muertos, por lo que cualquiera de ellos podía ser quien organizara los crímenes.
Entre ellos se halla el propio sheriff local, por lo que debido a ello Sartana tendrá que tener cuidado con quien se enfrenta.
Se trata de una aventura más de este ya famoso pistolero del Oeste dentro del western europeo que vuelve a ser encarnado por el actor de origen yugoslavo, afincado en el cine italiano, Gianni Garko, que en este caso lo está en compañía de la Miss Italia 1967 Daniela Giordano.
Aquí en algunos momentos se llega a lo insólito en el género del Oeste, a lo que llama la atención, y al ingenuo espectador le hace abrir los ojos como platos ante la sorpresa, o soltar la carcajada por la gracia que le causa, como por ejemplo apagar una vela con una carta trucada o desarmar a un enemigo de la misma manera.
Para seguir dentro de lo insólito y darle un poco de color a lo exótico de la película, el dueño del saloom en esta ocasión es un chino, con lo cual si decimos que la cinta tiene más trampas, trucos y sucesivos finales que una película de chinos, la frase nos viene como anillo al dedo.
Hay algunos momentos en los que el género regresa a sus principios y entonces el film se nos convierte en un western primitivo, con cabalgadas a todo galope y disparos al por mayor.
Dentro de todo este complicado argumento y con todas las deficiencias apuntadas, más el horrible color por Telecolor que en ocasiones produce virajes extraños así como la vulgar música de Bruno Nicolai, la película distrae por lo insólito y lo inesperado, aunque está muy lejos de gustarnos siquiera un poquito a los que amamos un poco el cine.
Posee un mal empleo de la cámara y una interpretación de lo más vulgar, en cuya nómina del reparto encontramos a un veterano como Antonio Vilar que también se ha apuntado a esto del western, que es lo que da de comer en estos momentos.
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