, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay un año en el cine norteamericano en el que se inventa la técnica de las 3 Dimensiones o cine en relieve, con el que las imágenes de los personajes y los objetos se salían materialmente de la pantalla, con la consiguiente sorpresa para el espectador que a veces hasta se agachaba instintivamente cuando parecía que le iba a dar lo que fuera lanzado contra él.
Si mal no recordamos se inició con 'Bwana, diablo de la selva' (1952), al que siguieron otros títulos como 'Los crímenes del museo de cera' (1953), 'Retaguardia' (1954) y 'La carga de los jinetes indios' (1953) que hoy comentamos, entre otros.
En el territorio de Colorado, la caballería de Fort Bellows le encomienda a Miles Archer, que le ayude a rescatar a dos mujeres blancas que han sido secuestradas por los indios Cheyennes, para lo que es preciso organizar una expedición de rescate y de camino también proteja y asegure a los equipos de obreros que construyen el ferrocarril del ataque de los indios.
Sin embargo no quedará otro remedio que formarla con hombres poco expertos en esta clase de operaciones.
La misión implica realizar un viaje a través del territorio hostil de los Cheyennes.
La improvisada expedición de rescate encabezada por Miles Archer, está formada por hombres que no son profesionales, poco expertos en este tipo de misiones, compuesta por un destacamento de soldados de caballería, liderados por el sargento Baker.
Para apoyarlos les acompaña Miles Archer, y se adentran en el territorio indio para liberar a las dos mujeres, pero resulta que ninguna de las dos desea que las rescaten.
Ann porque se siente demasiado avergonzada después de haber sido ultrajada por sus raptores indios, y su hermana Jennie, porque se ha enamorado de Thunder Hawk, el jefe de la tribu.
Se trata de un western en el que no faltan los tópicos con su tono de exaltación épica y con todos los ingredientes propios del cine del Oeste.
El guion corre a cargo del experto Jame R. Webb que ya venía de escribir otros títulos del género como 'Al sur de San Luis' (1949), 'Montana' (1950) y' La novia de acero' (1952) entre otros.
Está llevado a cabo por un director experto en el tema como Gordon Douglas, con varios títulos de esta clase a sus espaldas, un buen artesano que demuestra ser ingenioso en algunas ocasiones sacando productos adelante de manera bastante aceptable, como pueden ser los casos de S'ólo el valiente' (1951), 'La novia de acero' (1952) y algunos más, que consigue en esta ocasión un film muy entretenido, con el atractivo añadido de las tres dimensiones.
Aunque algunas salas no estaban dotadas de este sistema el efecto de relieve se notaba en ciertos momentos, algo que se pierde cuando se pasa en la televisión, cuando se lanzan objetos a la cara del espectador, como ocurre en este caso con los cuchillos, lanzas, flechas, hachas y otros objetos de guerra.
La película tiene como principales protagonistas a Guy Madison y al veterano Frank Lovejoy, que se ven acompañados en el reparto por Helen Westcott y Vera Milles, dos actrices que se harían bastante habituales en las producciones del Oeste.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE