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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ben es un chico de 17 años, que tiene problemas ante la reciente separación de sus padres.
Durante el verano se va a vivir con Liam, su padre, que tiene una oficina a orillas del Lago Michigan que se dedica a enseñar a pescar a los niños, con la ayuda de Mallory, una jovencita que trabaja con él, donde en principio va a pasar el verano con él.
Ben, recién llegado, ve que su padre se besa con una mujer, Sara, y le pide que se la presente.
La invita a casa para presentársela, pero Ben se va a una fiesta y se olvida de la cena.
En la casa de al lado, justo la que vemos en el prólogo, vive una pareja compuesta por Try y Abby, con un niño pequeño Dillon y un bebé, a los que constantemente Ben espía por el extraño comportamiento que tienen.
Un día Ben le pregunta al vecino por Dillon, al que hace tiempo que no ve, y él le dice que no tienen hijos.
Ben fuerza el candado del sótano del vecino y ve símbolos de brujería, pero el padre no le cree y la policía acude a su casa debido al hecho de haber roto el candado e invadir una propiedad ajena, no obstante el vecino no presenta cargos contra él.
Pronto se verá inmerso en una lucha contra una bruja de más de mil años de edad que vive en el cuerpo de su vecina que está ocasionando todos estos sucesos de desapariciones.
Los dos hermanos Pierce, hacen con éste su segundo largometraje de forma conjunta tras debutar con una de zombies y también en este caso se centran en el género del cine de terror, aunque la verdad sea dicha, mucho de terror no tiene esta producción en la que comienzan a desaparecer algunas personas, especialmente niños y a perder la memoria los adultos que se ven inmersos en esta historia.
Tiene una especie de prólogo en torno a una chica que regresa a su casa y tras oír algunos ruidos baja al sótano y es atrapada por una horrenda criatura, hecho que ocurre en 1985, lo que sucede después es 35 años más tarde, o sea actualmente.
A juzgar por el elenco de actores pocos conocidos, ha debido ser una película barata en cuanto a presupuesto ya que tampoco los escenarios han tenido que exigir mucho coste, casi siempre en interiores o en lugares cercanos.
El guion, escrito por los propios hermanos directores, deja bastante que desear, con algunos hechos que no acaban de aclararse, situaciones como la del chico en el autobús que da que pensar que todo lo que vemos es un sueño, etc.
Desde el punto de vista de la realización, resulta bastante confusa la narración sobre todo en los metros finales del film, con algunas alusiones a títulos anteriores de suspense a los que no le llega ni a la altura del zapato.
Igual ocurre con la música que resulta bastante copiona de otras producciones de este género.
Los jóvenes actores asumen bien los papeles que casi se muestran mejor que sus mayores.
Como película de terror es bastante floja, por otra parte no aporta nada a la renovación del género y los agujeros de la historia nos hacen bajar su calificación.
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