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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la segunda película que vemos en España de Giuseppe Colizzi, la primera fue Tú perdonas... yo no (1967), que fue la de su debut en la dirección, en la que ha mejorado sensiblemente en esta nueva realización titulada originariamente 'Los cuatro del Ave María' (1968).
Sin ser nada original dentro del género western que se realiza en estos momentos en Europa, tiene al menos un cierto aire distinto.
Después de que Cacopoulos se salva de ser ahorcado por una falsa acusación, se une a Cat Stevens y Hutch Bessy y llegan a la ciudad de El Paso, en el momento en el que los habitantes trabajan en preparar una ejecución y ambos se acercan al banco local para efectuar la entrega de una cantidad cercana a los treinta mil dólares en monedas de oro.
De esta manera Steven y Bessy se convierten en aliados involuntarios de Cacopoulos contra las personas que lo incriminaron.
Tanto en su argumento como la interpretación, está realizado en un tono burlesco, lo que no impide que se lleven a rajatabla los parámetros de esta clase de producciones.
Por una parte se cuenta la historia de una venganza, lo que es bastante habitual en los relatos de los films de vaqueros que se hacen en el viejo continente.
Por otro lado se mezclan géneros y aquí las características de las producciones del Oeste se hacen con un punto de vista humorístico.
La comedia en el cine del Oeste no es algo que vayamos a descubrir ahora: es una salida del western europeo, como en su día también lo fue en el cine norteamericano.
Pero esta vez no es sólo la comedia lo que se inserta en el argumento, sino también la intriga de corte policiaco y de suspense en las secuencias finales que se desarrollan en el casino, con escenas circenses y peleas jocosas, divertidas, tanto entre los protagonistas como contra los rivales de turno a los que se enfrentan.
Y como fondo de todo ello, una venganza, unos dólares en oro en danza y un bandido generoso que reparte el dinero de los demás, como una especie de Robin Hood del Oeste.
No hay que olvidar que se incluye alguna que otra escena de violencia, disparos, cabalgadas y todos aquellos ingredientes que gustan a los públicos de nuestros días y que encuentran en ello una diversión con la que pasar el rato como cualquier otra.
Una acierto en este caso es la elección de los actores.
Eli Wallace encabeza el reparto ostentando el mejor personaje, aunque su interpretación anterior en El bueno, el feo y el malo (1966) nos gustara más, ésta no desmerece.
La sobriedad hace aparición con el sombrío Terence Hill y el contrapunto se lo ofrece la corpulencia exagerada de Bud Spencer.
Falla la cinta en su medida, lo que origina algunos baches de interés que se podían haber solucionado fácilmente, ya que le restan agilidad a la narración.
La dirección es de una corrección aceptable encontrando un buen terreno abonado en la interpretación de los actores.
El guion del propio Giuseppe Colizzi se dispara en ocasiones y la fotografía de Marcello Masciocchi posee a veces desvaído el color.
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