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CRITICA
Por: PACO CASADO
En los años 60, pasada la euforia de la Nueva Ola francesa en la cinematografía gala surgió un tipo de realizador que combinaba hábilmente los hallazgos estilísticos con un sentido más comercial y asequible.
Uno de los máximos representantes de esta corriente fue sin lugar a dudas Philippe de Brocca, que siguió un tipo de cine de notable factura no falto de calidad.
Sus mejores ejemplos serían películas como 'Cartouche' (1962) y sobre todo su famosa y divertida 'El hombre de Río' (1964), protagonizadas las dos por Jean-Paul Belmondo.
Tras el éxito de los citados films, vuelve a rodar con Jean-Paul Belmondo otra cinta de corte aventurero, 'Las tribulaciones de un chino en China' (1965) que toma por base la novela de Julio Verne de igual título.
Artur Lempeur, un joven millonario caprichoso, hastiado de tenerlo todo en la vida, ha intentado, sin éxito suicidarse en varias ocasiones, mientras está de viaje al rededor del mundo.
Mr. Goh, un enigmático chino le ofrece la solución a sus problemas a cambio de un millón de dólares: si lo que quiere son emociones, él se las proporcionará, junto con una apasionante muerte.
Artur acepta la aventura.
Feliz, rodeado de peligros, cambia de opinión cuando conoce a la hermosa y guapa Alejandrina.
Pero desgraciadamente el plan es imparable por mucho que ahora desee seguir viviendo.
De la novela queda el esquema básico pero ha desaparecido el aspecto más profundo de la mentalidad china de los protagonistas, la severidad de la pareja de detectives, la dosificación de la tensión, el carácter de la relación amorosa, y distorsiona en gran parte el sentido del texto original, como por ejemplo en el caso del protagonista, un chino auténtico en el libro, y aquí un francés encarnado con mucho histrionismo por el citado actor.
Siguiendo la corriente de la época en cuanto a persecuciones, dinamismo, mujeres hermosas, como Ursula Andress, el director Philippe de Broca hace una película demasiado exagerada en su concepción y en sus detalles, que divierte, pero que resulta demasiado truquista en ocasiones quedando un film que no está a la altura de los anteriores, ni tan sentido como 'Cartouche' (1962), ni intuido como 'El hombre de Río' (1964), sino que se limita a la búsqueda de la comercialidad.
Para ello, en lugar de una obra personal, poética, llena de calor humano, nos encontramos con una cinta poblada de estrellas que confía en las heroicidades de Jean-Paul Belmondo y la belleza de Ursula Andress.
'Cartouche' (1962) era un producto terriblemente serio hasta la tragedia bajo la apariencia de farsa.
'El hombre de Río' (1964) era una obra realista, pese a lo increíble.
En cambio lo terrible de esta película es que cuanto se veía más o menos disparatado, hoy podía ocurrir y se queda en un puro juego y en cuanto al humor o la seriedad de Belmondo se esfuerza para que parezca una mascarada.
Conforme avanza la proyección la diversión va disminuyendo y Philippe de Brocca renuncia a la solidez.
Las tribulaciones de un chino en China (1965) consigue un gran éxito de taquilla, consolidando la fama de su director como cineasta inclinado hacia el género de aventuras.
Al mismo tiempo ha afirmado la popularidad de Jean-Paul Belmondo como vehículo primordial de este tipo de cine de aventuras, divertido, eminentemente comercial y junto a él la bella Ursula Andress en todo su esplendor, uno de los mitos eróticos de los años sesenta, con la estética del comic y la influencia de los films de James Bond.
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