|
CRITICA
Por: PACO CASADO
No es nuevo el tema de la mujer en la filmografía de Federico Fellini.
Un hombre maduro, descubre durante un viaje en tren, el atractivo de una mujer desconocida que viaja en el asiento frente a él, e intenta conquistarla en el servicio, pero la mujer decide bajarse del tren en la siguiente estación y seguir su camino.
No obstante, convencido de que ella le va a corresponder también se baja y la sigue, llegando a un insólito lugar.
En este caso la historia parte de este empresario que se encuentra atrapado en un hotel amenazado por un numeroso grupo de mujeres, donde se está celebrando una conferencia feminista del que él intenta escapar.
No hay más que recordar fácilmente algunas de las conocidas que aparecieron en sus películas como Gelsomina, Cabiria, Giulietta de los espíritus y así podríamos continuar con muchas más.
Que el director de Rimini vuelva a despertar nuevamente el tema no nos causa ninguna sorpresa, aunque en este caso es para poder arremeter contra el feminismo y los movimientos de liberación feministas que se llevan en estos momentos a cabo.
Para ello ha elegido, tal vez, una fórmula fácil, de imágenes revueltas que van a terminar finalmente en un tobogán cuando éstas ya no encuentren una salida.
Y lo más fácil, en este caso, para Federico Fellini, es volver, una vez más, a los recuerdos, como si tuviera nostalgia de su 'Amarcord' (1973), la más perfecta de sus últimas obras que le hemos visto hasta estos momentos.
Es precisamente en la última parte cuando lo comprendemos mejor, cuando sus imágenes nos son más familiares, cuando se identifican con el auténtico Fellini, aunque sea haciendo, otra vez, lo de siempre, exponiendo sus aficiones, sus vivencias y su moral felliniana.
Lo demás es una crítica hiperatrofiada sobre el feminismo, expresada con el barroquismo de las imágenes, de escenas alargadas, de situaciones sin sentido, únicamente justificadas, tal vez, como un recurso fácil, como el del sueño y su poder simbólico.
No faltan sugerencias críticas también a otros temas, políticos, familiares, sexuales, la rivalidad de géneros, el machismo, esto último representado en ese personaje de Snàporaz, al que da vida su actor preferido, Marcello Mastroianni, o el del doctor Xavier Katzone, que incorpora en su última intervención Ettore Manni, ya que murió poco después de terminar su filmación, que celebra su conquista diez mil, pero que se desvive y se apena ante la muerte de su perro.
Tiene un guion demasiado ampuloso y excesivamente alargado, con una buena fotografía de Giupeppe Rotunno, unos excelentes decorados y una música de Luis E. Baccalov que trata de recordar a las partituras de Nino Rota, así como un elenco de actores muy bien manejados por una mano experta con la veteranía de un director como Federico Fellini, que da como resultado un film más curioso que plenamente acertado, de un realizador como él del que cabía esperar mucho más.
Golden Cup a la productora Daumont Italia y Golden Goblet a Federico Fellini en los premios Golden Goblets italianos. Cuatro Nastro d'argento a director, fotografía, vestuario y escenografía.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER'S
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE