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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras las guerras vividas por el Estado Islámico, la vida continua para sus habitantes entre los que se han producido más de una desgracia, como la de esa mujer que en el inicio de este documental llora por la muerte de su hijo y le echa la culpa a los políticos que lo ejecutaron.
Pero eso no es más que una secuencia de este documental escrito, dirigido, montado y fotografiado por el director italiano Gianfranco Rossi, un documentalista muy premiado pero poco conocido por el gran público, en el que trata de hacernos un retrato de cómo es la vida en el Estado Islámico en estos momentos.
Poco a poco va acumulando distintas secuencias de variados aspectos de la existencia de sus ciudadanos, por ejemplo el señor que va pescar y cazar en su barca mientras oye los bombardeos lejanos, el muchacho que se levanta de madrugada para ver si los cazadores lo cogen para que les haga de perro de caza para recoger las presas por cinco dólares, para poder alimentar a su madre y seis hermanos que viven en una estrecha vivienda durmiendo en colchonetas en el suelo del salón.
Otra de las más interesantes de este aburrido documental es la charla de una maestra con sus pequeños alumnos de la escuela que han hecho unos dibujos acerca de cómo han vivido ellos la guerra, la presencia de las torturas a los niños sin motivo, el cortar la cabeza a los enemigos y más atrocidades vividas a tan tierna infancia, lo que a veces les crea traumas psicológicos.
Podríamos seguir enumerando más, por ejemplo el ensayo de una obra de teatro con un tinte político bastante crítico, o la llamada de una hija a su madre que está presa, etc.
El director pasó tres años en Oriente Medio entre las fronteras de Irak, el Kurdistán, Siria y el Líbano para rodar los conflictos políticos a través de esa gente que figura en esta película, que tratan de volver a tener la vida que tenían antes de las guerras civiles e intentar reconstruir la normalidad que perdieron debido a las dictaduras, las invasiones extranjeras y la violencia que contra ellos cometieron en el apocalipsis criminal ocasionado por el Estado Islámico y los asesinos del ISIS.
Echamos en falta en este film que no haya una línea conductora, ni una voz en off explicativa, por lo que las distintas secuencias se suceden sin ton ni son, sin tener nada que ver una con la siguiente y es el espectador el que tiene que deducir, finalmente, qué es lo que el director, responsable total del resultado al acaparar tantas funciones, ha querido decir con las imágenes que nos ofrece.
Gianfranco Rossi ya pasó anteriormente por el festival sevillano con su interesante cinta Sacro Gra (2013) con la que ganó el Giraldillo de oro del certamen, y ahora hace con éste su sexto largometraje con el que pretende innovar el género adoptando una fórmula distinta.
Premio Arca a la mejor película italiana, Premio Sorriso Diverso Venezia y premio UNICEF, en la Nostra de cine de Venecia.
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