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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con motivo del 30 aniversario del estreno de esta tercera parte de la trilogía de El Padrino, se repone remasterizada con nuevo montaje del director con un principio y final diferente, además de un epílogo titulado Coda: La muerte de Michael Corleone, así como cambio en algunas escenas, planos y alguna pista musical.
Entre tanto tenemos ocasión de ver esta nueva versión valga la crítica que hicimos en su día de ella.
La historia de la familia Corleone, que hace 18 años comenzó a contarnos Francis Ford Coppola desde la pantalla, basándose en le best seller de Mario Puzo, llega ahora a su final, basándose no sólo en la ficción, sino también en hechos conocidos que se exponen de una forma velada, pero fácilmente identificables, como el escándalo de la banca Ambrosiana o la sospecha de asesinato del Papa Juan Pablo I.
La película se inicia dos décadas después de la terminación de la segunda parte.
Transcurre el año 1979 y Michael Corleone se esfuerza en legitimar las posesiones de la familia, que ahora se dedica a trabajar en negocios inmobiliarios y bancos en lugar de los garitos de juego y casinos.
Michael, envejecido y diabético, desea desesperadamente lograr estrechar los lazos con el Vaticano para conseguir su redención.
Pero además de ello, esta historia, que tantos crímenes ocasionó en los anteriores capítulos, es también sobre el poder, el amor, la traición, el pecado y la absolución, pero sobre todo y por encima de todo, la familia cono realidad y como fuente de la alegría, de las penas y del perdón.
No hay nada que no esté incluido dentro de la familia, la institución a la cual, incluso sin haberle jurado lealtad, todos estamos ligados mediante un código moral de honor y traición, ya que los lazos familiares no se deben romper nunca, por eso la unión puede ser incluso violenta, pero también duradera.
Con este nuevo relato no se ha querido hacer una historia de la Mafia, como hizo recientemente Martin Scorsese en Uno de los nuestros (1990), sino cerrar un capítulo de esta historia, reflejándolo en un trozo de nuestra vida contemporánea.
En esta ocasión Michael Corleone recibe el homenaje de la Iglesia católica a cambio de lo cual da un importante donativo, lo que le abre las puertas de acceso a los manejos de las finanzas vaticanas, lo que le permite blanquear dinero y dignificar su pasado, al dejar los garitos, las drogas, el juego e invertir en una de las inmobiliarias más potentes del mundo, dejando la violencia para su sobrino, que le sucederá finalmente en el puesto a cambio de que deje a su hija.
De esta forma Puzo y Coppola parten de una serie de datos reales, otras veces son simples especulaciones para mezclarlos de una manera perfecta con la ficción hasta el punto de que es difícil separar lo uno de lo otro, y sin embargo ha sido resuelto a base de inspiración, creatividad y siempre teniendo en cuenta de que ha dispuesto de un gran presupuesto y de todos los medios necesarios para ello.
En este sentido la puesta en imagen de Coppola es en cierto modo modélica, dándole un gran verismo a cada plano, sin eludir la violencia, que ya venía de los anteriores capítulos, y sin despegarse ni un ápice con respecto al tono y continuidad de los precedentes.
Coppola es un director al que le gusta la perfección y no regatear esfuerzo para conseguirla, logrando escenas muy bien resueltas y ambientadas en cuanto a los decorados y vestuario.
En el capítulo interpretativo lleva la batuta Al Pacino, al que extraña que no haya sido nominado al Oscar por su buen trabajo, en el que está realmente convincente.
Diane Keaton presta su elegancia y notable trabajo en el personaje de su ex-mujer, siendo también la confirmación de lo que en su día fue revelación, Andy García, actor de origen cubano, que opta al Oscar por su gran papel.
El contrapunto lo pone Sofía Coppola, que ha sido ampliamente contestada por su trabajo, dando más el tipo que una buena interpretación.
Los demás están a una destacada altura como corresponde a una cinta de esta categoría.
La música de Carmine Coppola continúa en su líneas con una preciosa canción además.
Nominada a 7 Oscar: Película, director, fotografía, música, Andy García, decorados y montaje. Nominada a 7 Globos de oro: Film, director, guion, música, canción, Al Pacino y Andy García. Fotogramas de plana a la mejor cinta extranjera.
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