|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Es la historia de Maud una enfermera soltera, solitaria y muy piadosa, que se empeña obsesivamente en salvar el alma de su paciente aquejada de una grave enfermedad motivada por un cáncer.
Maud es una joven muy devota que llega a la casa de Amanda, una famosa ex bailarina norteamericana, jubilada, postrada en cama en su aislada casona en Scarborough, una localidad de la costa inglesa, a causa de un mal terminal.
Al principio, Amanda se muestra intrigada por esta religiosa chica que consigue distraerla de su mala salud.
Maud, a su vez, está encantada con su nueva paciente, con la que en principio se lleva bien, ya que ambas tienen en común la soledad en ese ambiente angustioso y asfixiante en el que vive la protagonista, que trata de transmitirle al personaje de Amanda su fanatismo religioso.
Pero Maud no es todo lo que aparenta a pesar de su apocado carácter y su actitud piadosa con su alma atormentada.
Vive angustiada debido a un violento suceso de su pasado, y por momentos de éxtasis en los que cree recibir mandatos directamente de Dios, lo que condicionan su forma de vida.
Maud está convencida de que ha sido enviada a Amanda no sólo para curarla y tratarla como enfermera, sino también para cumplir el propósito divino de salvar su alma.
A medida que pierde el control sobre su conexión con la realidad, los cuidados de Maud se convierten en una misión letal para salvar espiritualmente a Amanda por todos los medios.
Conforme avanza la trama vamos conociendo más acerca de estas dos mujeres que parece que se aceptan, como también de Carol, una amiga de Amanda que se mete en la cama con ella en acciones de lesbianismo, como una forma de consuelo junto con la bebida y el tabaco, lo que no le sienta nada bien a nuestra protagonista.
Cuando un día se celebra el cumpleaños de Amanda, en compañía de varios amigos, ésta se burda de Maud que termina abofeteándola y se despide de la casa.
A partir de ese momento pensamos que el film se desquicia, como también ocurre con la protagonista, cuyo comportamiento cambia por completo y se convierte en una pecadora que fornica con diversos hombres sin una razón de ser, para después volver al redil con momentos de éxtasis, sacrificios corporales, levitación y a no tener mucho sentido la actuación que lleva a cabo, entre otra una escena en la que charla con Dios.
No somos muy aficionados a las producciones de terror, pero de esto nos parece que tiene poco esta película, aunque no deja de ser curioso el tema que trata que de haberlo hecho de otra forma hubiera resultado interesante.
La cinta invita a reflexionar sobre la enfermedad, la religión, la soledad, el suicidio y el fanatismo religioso, entre otros.
Tanto Morfydd Clark como Jennifer Ehle creemos que están bien encajadas en sus respectivos papeles, mientras que los actores masculinos, con los que apenas se cuenta, están relegados a funciones muy secundarias.
La perturbadora y ruidosa partitura musical compuesta por Adam Janota Bzowski nos parece excesiva, tal vez tratando de crear un clima de terror que no existe como tal en ningún momento del desarrollo de una trama que a veces resulta irritante.
Pretende ser un thriller de terror psicológico, escrito y dirigido por la directora británica Rose Glass que debuta con este su primer largometraje que se ha convertido para algunos aficionados a este género, en el que pretenden enclavarlo, en una de las sorpresas del año liderando la lista de nominaciones de los Premios del cine independiente británico (BIFA) con 17 de ellas, entre otras a la mejor película, guion, dirección, Morfyff Clark y Jennifer Ehle.
Mención honorífica en el Festival de Londres..
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CLIPS
CÓMO SE HIZO
AUDIOS