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CRITICA
Por: PACO CASADO
La productora Canon aún sigue conservando el interés por hacer una producción de acción para el puro consumo de los espectadores aficionados a este género.
Por eso no duda en que cuando un película da resultados económicos, como fue el caso de El guerrero americano (1985), que multiplicó por diez su corto presupuesto inicial, vuelva a retomar los mismos personajes y los haga vivir nuevamente en otra aventura para la pantalla con características similares para que consiga producir el mismo beneficio económico, si es posible, ya que la fórmula está más que probada y es muy eficaz.
En esta ocasión los héroes de la anterior, Joe Armstrong y Curtis Jackson se ven implicados en una nueva misión que les lleva a una remota isla del Caribe en la que han desaparecido varios marines que prestan servicio en el pelotón que está allí destacado.
Pronto tendrán que enfrentarse a todo un ejército de ninjas que aparecen misteriosamente y que son comandados por un poderoso millonario apodado El león, que tiene sobornadas a las autoridades locales y ha secuestrado a un científico para formar un enorme ejército de guerreros ninjas mutantes con el que poder llevar a cabo sus diabólicos planes.
El film basa todo su atractivo comercial en los dos personajes protagonistas, uno blanco y el otro negro, que ponen a prueba sus bien aprendidas artes de lucha en sus constantes enfrentamientos con un número abundante de enemigos, que no son otros que los muy temidos ninjas.
Los dos actores protagonistas Michael Dudikoff y Steve James, que encarnan respectivamente a Joe y Jackson asumen una vez más sus papeles aprendidos de la entrega anterior.
La cinta no es más que un tebeo de acción con todos los defectos de una producción de serie B en la que todo es elemental y superficial, sin base ni contenido, que va dirigida a obtener un puro divertimento con la exhibición de los continuos enfrentamiento y luchas para disfrute de los aficionados que gustan de las artes marciales.
Una vez más está dirigida por Sam Firstenberg de manera mecánica y artesanal, un director que es habitual en las producciones de la Canon.
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