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CRITICA
Por: PACO CASADO
En contra de lo que pueda hacernos suponer el título español de esta producción y la calificación de película "S", se trata de un film dirigido por Carlo Lizzani, un prestigioso director italiano, que más que preocuparse de los aspectos eróticos de la historia, se adentra en su lugar, a medias, en el escabroso tema del terrorismo que vive Europa en estos momentos, desgraciadamente tan de actualidad en casi todos los países del viejo continente.
La historia está ambientada en la Alemania Federal, donde tan duro ha sido el terrorismo como la represión policial que se ha ejercido sobre él.
De esta manera el director de la interesante 'Bandidos en Milán' (1968), se centra en dos personajes muy dispares que coinciden casualmente en el lujoso Kleinhoff Hotel alemán que da título original a esta cinta.
Allí se refugia Karl Axel, un joven revolucionario perseguido, que huye tanto de la policía como de sus propios compañeros.
La habitación contigua está ocupada por Pascale Rota una muy respetable y adinerada dama burguesa, extranjera, a la vez que joven y atractiva, casada con un arquitecto, que ha perdido su vuelo a Londres y se ha visto obligada a permanecer en la ciudad de Berlín, donde eligió ese mismo hotel en el que se hospeda como estudiante.
Pascale lo espía a través de un agujero a él y a su ex novia.
En un momento determinado Pascale entra en la habitación de Karl y tiene una apasionada historia de amor con él.
Si bien Carlo Lizzani intenta poner objetividad en su tratamiento y huye de los extremismos, tanto de condena como de disculpa, el importante tema tratado del terrorismo, queda diluido y muy poco claro, resistiéndose el argumento de la película de una indudable lentitud en la narración, ya que vuelve una y otra vez sobre las mismas escenas de interior, todas ellas filmadas de una manera muy similar.
No obstante se trata de una obra correcta, pero totalmente falta de atractivo, que cuenta con una mediocre labor interpretativa en lo que respecta a la pareja protagonista.
Así mismo hay que apuntar que posee un color desigual en la fotografía de Gabor Pogány, pero en su lugar tiene una música muy aceptable de Giorgio Gaslini.
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