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CRITICA
Por: PACO CASADO
La protagonista de esta película es una chica sevillana, Marta Borrell Fijo, estudiante de tercero de la ESO, de 16 años, del colegio Aljarafe de Mairena del Aljarafe (Sevilla) que hizo un viaje de fin de curso con sus compañeras de clase a Marruecos y conoció la indigencia en la que viven las escuelas en ese país, lo que le llamó mucho la atención y pensó que debería cambiar la enseñanza para aquellos niños debido a las carencias que sufren.
Parece ser que se lo dijo a su padre, el cineasta José María Borrell, lo que le pareció un buen tema para hacer un documental, entre los muchos que suele filmar para Unicef, tarea en la que lleva más de quince años.
Ni corto ni perezoso se fue a Marruecos de vacaciones con la familia, y con su hija como protagonista fue ella hablando con la gente y con algunos alumnos de las escuelas para que les expusieran sus problemas, los motivos y los deseos con respecto a la enseñanza, donde suelen abandonar pronto la escuela y a veces ni siquiera tienen acceso a ella, por lo que se siente una privilegiada con lo que ella posee.
Marta tiene así la oportunidad de ver in situ cómo es la enseñanza en la pequeña isla de Ibo, la falta de formación del profesorado y consecuentemente de los alumnos, con una enseñanza que no resulta práctica para ellos.
Y no digamos del abuso sexual que sobre las chicas ejercen los profesores ya que si no acceden repiten curso algo que resulta realmente cuanto menos vergonzoso si no es delictivo, pero aunque ellas lo denuncian en sus casas, los padres no hacen nada por evitarlo y así se producen embarazos a muy corta edad, con matrimonios a los 15 años y a los 17 ya son madres.
Hay niños que tras tres años de clase apenas han aprendido a leer y escribir porque los maestros no están preparados para enseñarles adecuadamente.
Otro de los problemas es la diferencia de edades de los alumnos que van a las clases, por lo que es imposible poner un nivel medio para que todos lo entiendan.
Su amiga Berta Gutiérrez, que vive en Namibia, le acompaña a la isla de Ibo donde los que deciden desconocen lo que se enseña en las escuelas, los problemas que estas padecen y por otra parte el gobiernos no pone los medios para solucionar el problema.
La educación no termina en la escuela tiene que continuar en casa, se dice y así debe ser.
El documental hace un estudio bastante exhaustivo sobre el problema de la educación en África y para ello se ha entrevistado a través de Marta, como conductora del mismo, con personalidades como la de Federico Mayor Zaragoza que fue Director General de la Unesco entre 1987 y 1999 que da su opinión sobre el tema con una gran clarividencia, así como otras autoridades en la materia, profesores y dirigentes de fundaciones, ONGS y organismos como Luis ╡lvarez que opina de deben ser dueños de su propio destino y que no dependan de las limosnas internacionales que debido a la corrupción reinante no llegan a su destino.
Entre otras cuestiones se saca en conclusión que la educación debe ser flexible, adaptada a cada país, y por otra parte es la única solución a la pobreza, pero eso es sólo un camino.
El documental se cierra con el breve discurso que tuvo ocasión de pronunciar la joven Marta Borrell en el foro de la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York sobre el tema, apuntando varios puntos para su solución, que fue muy aplaudida.
La chica actúa con una gran naturalidad y aplomo así como su amiga Berta.
La realización de José M. Borrell es correcta procurando tomar diversos planos desde distintas angulaciones en las entrevistas para hacerlas más amenas, alternando con algunos paisajes africanos a los que se le saca bastante partido desde el punto de vista estético.
El film adolece de demasiada documentación lo que lo hace interesante pero puede hacer que aburra en algunos momentos si no se está interesado en conocer el tema que se plantea, lo que puede suponer su mayor inconveniente a la hora de su exhibición comercial.
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