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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta crítica se podría iniciar aquella frase célebre de Fray Luis de León: "Como decíamos ayer...", ya que prácticamente no se puede hablar de una segunda parte sino más bien de una continuación de la serie de historias, chistes obscenos, gamberradas, gags y situaciones cómicas llevadas a cabo por la serie de chicos estudiantes de la anterior que más que estudiar parece que están únicamente dedicados a pasarlo bien y a los que les consume su obsesión por el sexo, tema en el que se basan constantemente sus conversaciones y presunciones.
Tal es la continuidad que precisamente la primera parte de la película tiene el mismo tipo de vocabulario en los diálogos, zafios y soeces de la anterior e incluso se hacen referencias a episodios que ocurrieron en ese primer título.
Después el film entra en otras nuevas gamberradas que van paralelas a las representaciones de una de las obras teatrales de William Shakespeare, que quiere ser prohibida por el reverendo Bubba Flavel, un puritano pastor protestante y sus religiosos extremistas feligreses aduciendo la inmoralidad del texto.
Así que esta vez los traviesos estudiantes buscan ejercer su venganza contra un grupo de fanáticos del KKK y de unos políticos corruptos que quieren que no se represente la obra que ellos están montando.
De camino toman una postura contra el racismo al elegir a un indio nativo americano como protagonista de la representación escénica.
De esta manera se entra en una crítica en la que se ven implicados varios sectores de la sociedad, que pretenden ganar las elecciones, pero que poco a poco se va poniendo en claro la corrupción dominante en todos ellos, desde el alcalde al pastor, pasando incluso por una serie de miembros del Ku-Kus-Klan.
En esta segunda parte se originan algunos de los gags más o menos originales, con secuencias disparatadas que hacen identificarse con los protagonistas a los jóvenes espectadores ya que ambos igualan en edad.
El equipo técnico es prácticamente el mismo, aunque en esta ocasión Bob Clark, que fue quien ideó a estos personajes, ha recurrido al concurso de los guionistas Roger E. Swaybill y a Alan Ormsby para confeccionar esta historia que ya no es tan personal como lo fue la primera, contando aquí con la inclusión de algún miembro nuevo y la desaparición de varios de la primera.
La continuación se ha visto casi obligada, ya que Porky's (1981) fue realizada con dos millones y medio de dólares y produjo en la taquilla mundial más de 111 millones, así como el éxito del público, que es casi más importante, por lo que podría suponer para este segundo capítulo, por lo que no nos extrañaría que de ser así hubiera una secuela más al menos, todo es cuestión de seguir ideando nuevas historias de estos mismos personajes con sus gamberradas tan poco edificantes.
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