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CRITICA
Por: PACO CASADO
Desde los primeros tiempos del cine, los franceses han sido muy aficionados al cine seriado y a ello hay que añadir una auténtica devoción por el personaje de Fantomas, de las novelas de Pierre Souvestre y Marcel Allain que comenzó siendo un aventurero criminal y ladrón, y se convirtió en elemento base para construir toda una serie de estudios sobre la ética, y la filosofía del bien y del mal.
A ello hay que añadirle el fenómeno del actor Louis de Funès con las aventuras del gendarme en Saint-Tropez que se está haciendo muy popular.
Y ahora tras el éxito de Fantomas (1964) era obligado hacer una continuación de este personaje, que es mítico en el cine francés que ya saltó a la pantalla cuando en su tiempo estaban de moda las películas de entregas por jornadas.
En esta nueva historia, André Hunebelle ha dado una visión cinematográfica más cómica, más humorística y movida de lo habitual, exagerando algunas situaciones e introduciendo la gracia de Louis de Funès.
Se advierte por obra y gracia de Jean Marais, sobre todo, que ha sido rodada en un ambiente a plena satisfacción y que el trabajo ha sido también una auténtica diversión para los actores y el personal técnico, que hace que esa misma se contagie a los espectadores con algunos momentos francamente cómicos, aunque se le podía haber sacado más partido, no obstante, a algunas situaciones ciertamente espectaculares en las que se notan algunos trucos y transparencias.
Tiene un aire dinámico y su realización es ágil, funcional y artesanal, con una realización correcta.
Cuando el profesor Marchand, un científico famoso, que ha estado trabajando en una técnica de lavado de cerebro, desaparece de manera misteriosa, el comisario Juve sospecha rápidamente que ha sido Fantomas.
Entre tanto el periodista disfrazado de Fandor Lefevre le ayuda en la tarea.
La historia no tiene nada de particular, está construida a base de hechos y situaciones que se repiten de otras veces, si acaso hay que destacar que algunos momentos de diálogos dan el toque de una posible investigación algo más profunda en cuanto a los personajes.
Técnicamente el film ha sido resuelto con bastante corrección, aunque se advierte un poco de impotencia en los momentos finales, trucados, del avión de Fantomas.
Por otra parte se le ha sacado poco rendimiento a la caída libre final de los paracaidistas.
En resumen la cinta resulta divertida y espectacular, consiguiendo un producto discreto, una especie de pasatiempo infantil entretenido y algo ingenuo.
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