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CRITICA
Por: PACO CASADO
Víctor es un director de cine que está estancado creativamente escribiendo un guion de su segunda película desde que rompió con Violeta, tras dos años de relaciones, que fue la protagonista de su primer film, Los amantes contextuales que así se llamaba.
Está adaptándose a su nueva situación y entre tanto ha vuelto a vivir con su madre que es viuda.
La abuela ha muerto recientemente y su hermana ha regresado a casa con la madre temporalmente y los acompaña a los dos para deshacer la casa de la abuela y Víctor le propone a su madre quedarse a vivir allí, pero resulta que en el testamento figura que esa vivienda es para su tía.
Víctor sigue teniendo recuerdos de Violeta y la ve de vez en cuando.
La historia está dividida por capítulos, como si fuera una novela, y en cada uno de ellos vamos conociendo nuevas cosas de los diferentes protagonistas, entre ellos cómo se conocieron Víctor y Violeta, casualmente en una librería donde ella trabajaba, comenzaron a salir, se enamoraron y se fueron a vivir juntos y fue entonces cuando escribió el guion que protagonizó Violeta.
La cinta trata sobre las relaciones de pareja, los problemas que surgen entre ellas, los recuerdos que quedan tras un rompimiento, las cuestiones familiares y con los amigos, nada que no sea tan natural como la vida misma, al tiempo que se critica que hoy día la gente no quiere tener hijos y no desean tampoco tener muchas responsabilidades.
Últimamente están llegando a las pantallas algunas producciones andaluzas y entre ellas está esta producción independiente 'Violeta y los días grises' (2020) distinta a lo que había realizado hasta ahora el joven director de cine y televisión cordobés de 28 años Alex Sereno, que ha sido filmada en tan sólo dos semanas, que no oculta su tono amateur.
La pareja de actores protagonistas compuesta por Álvaro Agredano y Fátima Ortega tienen su primera experiencia en la pantalla, lo cual explica un poco el tono de su interpretación, perdiendo a veces el carácter de sus personajes, frente a la mayor desenvoltura que muestra Trini Alabanda en el papel de la madre.
Sereno se hace responsable no sólo de las dirección, sino también del guion y de la fotografía, del que ya conocíamos su anterior película Siempre es otoño (2020) estrenada el año pasado.
Alex Sereno trata de la crisis creativa y de la herencia genética de padres a hijos mientras cuida bastante la planificación utilizando con cierta frecuencia los primeros planos, lo cual a veces es un defecto ya que enfoca de frente al actor y eso hace ver algunas de sus carencias interpretativas, ya que los que tiene a su cargo en esta ocasión no demuestran ser muy experimentados en estas labores.
Otra de las costumbres que saltan mucho a la vista es la manía de cerrar en negro en cada paso de una escena a otra como si no tuvieran nada que ver entre sí, lo cual se hace un poco monótono.
Muchas de las escenas suceden en interiores, pero a veces les intercala algunos paisajes de la ciudad cordobesa.
En definitiva una película hecha con muy buena voluntad de entretener a pesar de la carencia de medios y del bajo presupuesto que se le adivina.
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