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CRITICA
Por: PACO CASADO
Lo que comenzó prometedoramente como una de las series más exitosas del cine europeo en los últimos años, la serie de los Trinidad, ha sido francamente desaprovechada y desperdiciada en los años posteriores, con unos intentos flojos de continuar el gran filón comercial.
Si “Más fuerte, muchachos” falló en su cambio de realizador y en la actualización de la historia que se nos contaba en nuestros días, cabía la esperanza de que “También los ángeles comen judías” conservara el sello de E.B. Clucher, el director italiano creador de la serie.
Pero no ha sido así. Y el trasplante de las aventuras ligeras y humorísticas del Oeste al Nueva York de los gángsters no ha resultado en absoluto.
Por otra parte, el cambio de Terence Hill ha sido particularmente nefasto, no ya por méritos propios, sino por defectos de su sustituto, el increíblemente inaguantable Giuliano Gemma, que en buena parte se carga la película con sus muecas estúpidas y su desgraciado intento de imitar a un Valentino o algo así.
La historia es deshilvanada, introduce parodias del cine del kárate o de los luchadores enmascarados de ring, y luego nos da una visión moralista del mundo del hampa, queriendo hacer de los protagonistas dos arquetipos de buenas y honradas personas.
Un ritmo desigualmente llevado y una dirección correcta de Clucher en la resolución aislada de cada secuencia, completan una cinta fallida, que no acaba de coger su aire y que se queda en un intento desafortunado de continuar ese cine gracioso de los Trinidad que tanto gustó al público pero del que va a tener que despedirse.
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