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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si el antecedente inmediato que teníamos del director holandés Paul Verhoeven era la mediocre “Delicias turcas”, hay que reconocer que ante “Vivir a tope” la sorpresa para el crítico es bastante agradable, y no por que nos encontremos ante ninguna obra maestra sino porque al menos la frescura y la naturalidad de este film contrastan con el efectismo y artificiosidad de aquellas “Delicias” nombradas.
En el caso presente Verhoeven juega con la presencia en el guion de varios protagonistas jóvenes, cada uno con su problemática propia, pero todos dentro de las coordenadas comunes de un ambiente de subcultura urbana, unas estructuras sociales de clase media y baja, y unos modos de vida o lenguaje que se mueve en el tono primario de hablar de motos, tíos y tías, la pasta y pasárselo bien.
Cierto es que junto al planteamiento realista de los personajes y las situaciones, el guionista ha cargado la mano en la argumentación de su historia, al introducir elementos melodramáticos que rompen el tono previsto en la línea general del film, en esencial el accidente que sufre uno de los chicos con su flamante moto y su parálisis y posterior suicidio.
Justo a estos excesos, un correcto tratamiento de la conducta de los jóvenes, sin juicios morales sobre sus comportamientos sexuales, familiares o sociales hasta que la cinta evite el tono paternalista que tan frecuentemente tiene el cine sobre la juventud actual.
Desigual trabajo de los actores y fotografía correcta completan la crítica de este film..
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