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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ese famoso Sunset Boulevard de Hollywood en el que se encuentran en las lozas de sus aceras los nombres de las más famosas estrellas del mundo del cine, es el principal escenario donde se desarrolla el argumento de esta producción.
Es allí donde tiene lugar la historia de Molly Stewart, conocida como Angel, una chica de 15 años, que es aún una adolescente, estudiante de secundaria que se encuentra sola en este mundo y que es perseguida por un asesino en serie de mujeres.
Pero Angel, que así llaman a la protagonista, tiene una doble faceta: es una buena chica de día, que estudia y saca notables calificaciones en un costoso colegio burgués al que asiste como una alumna modelo, donde es la mejor de su clase, y en el que goza de simpatías entre las alumnas, aunque no tenga amigos, y de prostituta callejera de noche para poder costearse sus caros estudios y tratar de vivir decentemente.
Su padre la abandonó casi a los pocos meses de nacer y su madre se fue de casa cuando apenas había cumplido los doce años.
Se puede decir que su verdadera familia y amigos son esas mujeres que trabajan de noche en las calle como forma de ganarse el pan de cada día.
Ella tiene que sobrevivir a la persecución de un asesino en serie que trata de matar a todas aquellas personas que ejercen su misma profesión nocturna.
Sus principales amigos son las propias mujeres de mala vida, un desvergonzado y divertido travesti que, como ella, también se siente solo, que tiene un gran corazón, un pistolero que se cree que es Kid Carson y un payaso que sueña con conseguir el amor de Angel.
Su organizada doble vida se rompe cuando dos de sus mejores amigas son asesinadas.
Ella es la única testigo ocular del crimen por lo que se convierte en el principal objetivo del asesino.
Tan sólo cuenta con la ayuda del teniente Andrews un detective de la policía que cuenta con ella para poder detener al criminal.
Se trata pues de una película con tintes policíacos, con algunos apuntes dramáticos y sentimentales, que si bien no nos dice nada nuevo con los crímenes de ese psicópata asesino, que también se siente solo, y que va en busca de mujeres para matarlas.
Hay que agradecerle que no se hayan cargado en exceso las tintas en ningún sentido y que se mantenga el interés hasta el final, aunque el espectador sepa de quién se trata desde los pocos minutos del comienzo de la narración del relato.
La veteranía de actores como Dick Shaw o Rory Calhoun contrasta con la juventud y la experiencia como actriz de Donna Wilkes.
Premio del público al mejor largometraje en el festival de cine lésbico y gay de San Francisco.
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