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CRITICA
Por: PACO CASADO
Resulta siempre interesante que tanto guionistas como directores estén a la caza de nuevos temas que llevar al cine y en el caso presente suele ser fascinante el mundo de los sueños en los que cabe toda clase de fantasías e incluso pesadillas que pueden producir el terror, tanto al que lo sueña como al espectador si lo ve reflejado en la pantalla.
Esto es lo que al parecer ha pretendido Anthony Scott Burns, un cineasta que se ha encargado de escribir el guion, de hacer la fotografía, la música y la dirección de esta extraña película independiente, confusa sin mucha lógica, que es la segunda completa de su filmografía.
Cuenta la historia de Sarah Dunne una adolescente de dieciocho años que vive con una compañera de estudios.
Un día ve en la facultad un cartel en el que se busca a personas para participar en un experimento sobre el sueño, que es retribuido económicamente, y decide participar junto con otras, en total son dos chicas y cuatro chicos, algunos de ellos que ya se han prestado en alguna otra ocasión.
Para ello tiene que asistir a dormir durante dos meses y medio.
Le ponen un traje especial y unas conexiones al cerebro para poder ver su sueño a través de un monitor, lo que se convierte a veces en una pesadilla que sucede en las profundidades de su mente.
Sarah suele soñar con frecuencia con unas puertas que se abren y al fondo una figura humana que se desvanece, que le produce un miedo aterrador, que hace que a veces le produzca convulsiones y se despierte de repente del sueño sobresaltada.
Este experimento está organizado por el Doctor Meyer que tiene a su cargo varios ayudantes, entre ellos Anita y Jeremy, este último se interesa especialmente por ella.
Sarah es una estudiante adolescente que ha tocado fondo anímicamente tras huir de su casa.
Una vez sola, no tiene a nadie que le ayude a superar sus recurrentes pesadillas.
Su única oportunidad de sobrevivir pasa por participar en ese estudio universitario en el que entabla amistad con uno de los científicos supervisores, el llamado Jeremy.
Sin embargo hay algo extraño en el procedimiento al que se somete, y con el paso de los días, las pesadillas de Sarah empiezan a empeorar.
La historia está dividida en varios capítulos titulados sucesivamente: La persona, La ánima y el ánimo, La sombra, y El "yo".
Al comienzo es interesante ver cómo se captan los sueños pero a lo largo de la narración eso se hace demasiado reiterativo, para terminar de una forma un tanto absurda, cuando parece que iba encaminada en su momento hacia una historia de amor entre estos dos jóvenes protagonistas.
Tiene un guion con algunos baches de ritmo e interés y giros demasiado forzados.
Anthony Scott Burns, que hace con éste su segundo largometraje, no ha sabido corregir los defectos antes apuntados.
Finalmente no sabemos qué es lo que se ha querido decir con esta modesta película, que interesa al principio y sin embargo defrauda al final, que no triunfa como cine de terror, ni como experimento científico, con un metraje un tanto alargado que de acortarlo se hubiera podido evitar la reiteración.
Los espectadores que sean aficionados al cine de terror pueden salir decepcionados ya que no es un film al uso de este género.
Seis premios en el Festival Blood in the snow de Canadá. Premio a la mejor cinta fantástica en el Curta Festival do Imaxinario.
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