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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al director Roman Polanski le gusta cambiar de género para no encasillarse siempre en el mismo tipo de cine.
Así ha tocado desde el terror en 'Repulsión' (1965) o 'La semilla del diablo' (1968), la aventura en 'Piratas' (1986), el drama en 'Tess' (1979) o el policíaco en 'El cuchillo en el agua' (1962), 'Callejón sin salida' (Cul-de-sac) (1966).
Pero si hay algún género que este director prefiera, aunque le gusta cambiar con frecuencia, parece que es el policiaco, al que le tiene especial cariño ya que fue donde logró una de sus mejores películas, 'Chinatown' (1974), con la que ganó el Oscar Robert Towne por el guion y tuvo diez nominaciones más.
Con su guionista habitual Gerard Brach, ha ideado un argumento sencillo en principio que, poco a poco, se va complicando, como sucedía en 'Chinatown' (1974), su mejor título en este género.
Aquí vuelve con un film de características muy distintas, ambientando la historia en la ciudad de París, a donde regresa el Doctor Richard Walker, un médico norteamericano, veinte años después de haber pasado allí su luna de miel en compañía de Sondra, su esposa, para asistir a un congreso de medicina.
A las pocas horas de llegar, al salir de la ducha, el médico encuentra que su mujer ha desaparecido misteriosamente sin dejar el más mínimo rastro y se adentra así en un mundo de intrigas, espionaje, gángsteres, drogas y asesinatos.
Solo una maleta que por error ha traído desde el aeropuerto, parece indicar que alguien está interesado en su contenido y que será el precio a pagar si Walker quiere volver a ver a su esposa con vida.
La confusión con esa maleta y la desaparición de su mujer, que ha sido raptada por unos individuos que pretenden un artefacto pasado de contrabando y motivado por el equívoco con la maleta, le llevarán a emprender una movida aventura.
En ella se verá involucrada Michelle, una joven francesa, que se ve inmersa en el asunto, al ser la dueña de la maleta en cuestión con la que se arma el fenomenal lío que se nos cuenta en el argumento de esta historia, que de alguna forma le ayudará a desentrañar todo el entramado de tan complicado affair.
Un objeto pasado de contrabando, un travesti asesinado, el rapto de la esposa del médico, algunas escenas arriesgadas en los tejados de una buhardilla a cuarenta metros de altura, persecuciones, etc., son algunos de los momentos de suspense que Roman Polanski y Gerard Brach, salpican a lo largo del interesante relato para mantener el interés en el espectador, en este triller de espionaje con ciertas influencias de los títulos de Alfred Hitchcock, con música de Ennio Morricone que resulta de lo más interesante y adecuada para su banda sonora.
La cinta comienza de forma lenta, tranquila mientras nos va situando a los personajes en una breve descripción de los principales, lógicamente, a los que se irán añadiendo poco a poco los secundarios.
En este sentido tarda algo en entrar en acción y salvo esos momentos de interés, no se altera mucho el pulso de la película.
Harrison Ford se encarga del personaje principal con un papel muy diferente a los de Indiana Jones o La guerra de las galaxias, ya que es el de este tímido doctor, junto a Emmanuelle Seigner (esposa de Roman Polanski), que tras dos interpretaciones secundarias en otros tantos films franceses, hace aquí su tercera cinta, en la que comparte el protagonismo con él.
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