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CRITICA
Por: PACO CASADO
Siempre lo hemos dicho, que hacer parodias de los grandes éxitos es una fórmula que por lo general suele funcionar bastante bien de cara a la taquilla, otra cosa es el aspecto artístico desde el punto de vista cinematográfico.
Este es un truco que suele frecuentemente ser usado por la cinematografía italiana, pero también, a veces, lo utilizan otros países, como en este caso ocurre con el cine de Hollywood.
No hace muchas temporadas se pusieron de moda las películas del género carcelario y aún hoy en día suponen notables éxitos de taquilla.
Pues bien, en este film, dirigido por el actor Sidney Poitier, que ha estado separado dos años del cine, escribiendo sus memorias, vuelve a dirigir haciendo esta parodia del tema.
Los protagonistas de esta historia son Skip Donahue y Harry Monroe, dos buenos amigos, pero dos auténticos bobos, uno de ellos escritor en paro, que fracasa como detective de unos grandes almacenes.
El otro es un actor, también sin trabajo, que se queda sin su colocación tras sazonar demasiado (con "yerba") una comida que hacía cuando ejercía de cocinero de un restaurante, porque no encontraba ninguna obra teatral o producción cinematográfica en la que actuar.
Skip y Harry han perdido sus respectivos empleos en Nueva York y se marchan a California para tratar de triunfar en el cine.
Por el camino van realizando cualquier trabajo que se les ofrezca.
Cuando han conseguido montar un espectáculo publicitario en un banco, sus disfraces son aprovechados por dos atracadores para robar en el banco.
Skip y Harry van a la cárcel.
Ambos son acusados injustamente del robo y son condenados a 125 años de prisión por ese delito que realmente no han cometido.
Únicamente les queda la esperanza de poder fugarse.
La oportunidad se les presenta gracias a una insospechada habilidad de Skip como jinete de rodeo.
Sin embargo ninguna celda de la prisión puede mantenerlos encerrados, ya que están teniendo dificultades para adaptarse a la nueva vida, hasta que el alcaide descubre que Skip tiene un talento natural para montar broncas y lo utiliza en el próximo rodeo que se va a celebrar entre prisiones.
En dicho lugar se van a dar para ellos las circunstancias más extrañas y las peripecias de toda clase, siempre exageradas para intentar provocar la risa, pero sin demasiado éxito.
El guion es bastante endeble, las situaciones no tienen fuerza, los protagonistas exageran sus interpretaciones ya que a veces se pasan de tontos.
Lo que no llegamos a explicarnos es cómo esta película ha hecho reír a los espectadores norteamericanos hasta llegar a ser campeona de taquilla durante varias semana en su país.
Aquí pensamos que muy probablemente no dejará la más mínima huella, precisamente.
Únicamente en los metros finales sube un poco el tono cómico de esta comedia.
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