|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Un cerebro criminal, un sádico psicópata que desata una forma retorcida de entender la justicia, es el protagonista de 'Spiral: Saw' (2021), el nuevo y aterrador capítulo de esta popular saga, cuyos personajes fueron creados por Leigh Wannell, cuyas primeras entregas se basaron en los caracteres creados por él, pero después otros guionistas tomaron el relevo y le siguieron imitando por su cuenta, como sucede en este inesperado título ya que creíamos que la serie estaba cerrada.
Trabajando a la sombra de su padre, Marcus Banks, un policía veterano, ya retirado, el intrépido detective Ezekiel Banks, que goza de la enemistad del cuerpo de policía por no caer en la corrupción, y a su novato compañero William Schenk, le encargan tomar las riendas de una investigación relacionada con una serie de espeluznantes y retorcidos asesinatos, que albergan un cierto paralelismo con el regreso de Jigsaw, el autor de tremendos crímenes que en el pasado asolaron a la ciudad.
Sus víctimas se centran en agentes de policías que son corruptos o en su día cometieron algún crimen del que finalmente salieron libres sin haber pagado por ello.
El primero en caer es el detective Marv Bozwick, tras perseguir a un ladrón por las alcantarillas de la ciudad.
A medida que Banks va profundizando en el misterio, descubre que él mismo puede terminar por convertirse en el epicentro del macabro juego del asesino y que puede ser el próximo.
'Saw' es una de las sagas de terror más exitosa e ingeniosa a la vez, del siglo XXI, y también de las más sangrientas, que tuvo un éxito mundial.
La primera fue dirigida por James Wan en 2004 a la que siguieron un total de ocho entregas a lo largo de siete años, pero pensábamos que en 2010 se había terminado la franquicia.
Todas ellas estaban protagonizadas por John Kramer, un asesino conocido como Jigsaw, que atrapa a sus víctimas y las enfrenta a sus juegos o pruebas, sometidas a toda clase de torturas, tanto físicas como psicológicas, algo que es un distintivo en la serie, en las que derrocha todo su ingenio.
Esta nueva entrega, la novena, no ofrece nada nuevo que no hayamos visto en los anteriores capítulos, y tampoco lo pretende, ya que se centra más en el aspecto policiaco de la pareja de agentes que lleva a cabo la investigación de los distintos asesinatos que se van produciendo, siempre de una manera ingeniosa y perversa como es tradicional en este sádico asesino, los cuales no podían faltar.
El giro final hace que desmerezca con respecto a las características que son tradicionales en esta serie, ya que resulta poco creíble.
Para el espectador seguidor de la saga no le va a decir nada nuevo, pero al menos resulta entretenida, una vez más.
Los papeles principales corren a cargo de Chris Rock, un enamorado de la serie que ha sido el impulsor y productor de este nuevo capítulo, en un personajes muy serio y distinto a los que nos tenía acostumbrados, junto a la veteranía de Samuel L. Jackson, como Marcus Banks, su padre, y de Max Minghella, el novato compañero del protagonista.
La dirección es de Darren Lynn Bousman, que ya había realizado las entregas segunda, tercera y cuarta de la serie, por lo que ésta no le llega de nuevo, aunque la lleva a cabo con un ritmo que por momentos resulta desigual.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
PREMIERE