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CRITICA
Por: PACO CASADO
En esta ocasión se trata de la precuela en la que, en acción real, en carne y hueso de nuevo, se cuenta la historia de Cruella de Vil cuando era una joven rebelde y una de las villanas más conocidas y más de moda de la ficción cinematográfica.
La historia pretende explorar los orígenes de la icónica malvada de 101 Dálmatas (1961), que era la adaptación de la novela de la escritora inglesa Dodie Smith, publicada en 1956, con el cabello teñido, mitad de blanco y la otra mitad de color negro y amante incondicional de las pieles de los animales, que es la protagonista de esta nueva película, en la que se narra los orígenes de ella varios años antes del clásico de Walt Disney, así como de Pongo, Perdita y el resto de los perritos que se cruzaron en su camino, que aparecen al final de esta narración, tal vez dejando el camino abierto para una secuela.
La acción está ambientada en la ciudad de Londres en los años sesenta y cuenta la historia de una joven estafadora llamada Estella, una chica inteligente y creativa que desea hacerse un nombre con sus diseños, lo que llega a oídos de la egocéntrica baronesa Von Hellman en la cima de la moda, la directora de una prestigiosa firma de ropa en el West End londinense, que es toda una leyenda, pero su relación con ella hará que Estella elija su lado perverso y se convierta en la vengativa Cruella.
Tras quedar huérfana hace amistad con dos ladrones Jasper y Horacio, con ganas de aventuras y juntos las vivirán en las calles londinenses.
El director australiano Craig Gillespie se fue a Nueva York muy joven, comenzando en la dirección con Cuestión de pelotas (2007) y recientemente se hizo notar con Yo, Tonya (2017), aunque a decir verdad no se ha prodigado mucho ya que Cruella es el sexto largometraje de los que ha dirigido hasta el momento.
El film tarda en entrar en materia con una especie de prólogo sobre la orfandad de Estella y poco a poco se va entonando lentamente hasta llegar a los metros finales en los que se produce un inesperado giro que sorprende al espectador.
Posee una extraordinaria ambientación de esa época de la ciudad de Londres, pero lo que realmente destaca es el extraordinario vestuario que se exhibe a lo largo de toda la proyección, lo que gustará sobre todo a las espectadoras que disfrutarán con tan extraordinario colección de modelos.
En este sentido recuerda a otro título que se ocupaba también de la moda como era El diablo vista de Prada (2006).
El otro aspecto que destaca es el extraordinario duelo que se establece entre dos actrices tan extraordinarias como Emma Stone y Emma Thompson en los respectivos papeles de Estella-Cruella y de la Baronesa ambas ganadoras del Oscar y tampoco olvidar el papel de Mark Strong como el mayordomo.
Craig Gillespie hace una puesta en imagen ingeniosa y creativa.
Hay que destacar que a pesar de tratarse de este personaje de la cinta de Disney, esta no es una historia muy adecuada para niños, sobre todo si son muy pequeños, que posiblemente se aburran con esta tan larga historia a la que evidentemente le sobra metraje.
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