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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez, ni será la última, que el cine ambienta una historia en el espacio cerrado de un tren, donde se acumulan distintos personajes y peripecias.
Se podrían citar muchos ejemplos y sin ir más lejos recordar que el cine comenzó con un tren llegando a la estación de la Ciotat. Se nos vienen a la memoria otros títulos como 'Alarma en el expreso' (1938), 'El tren' (1964), 'Extraños en un tren' (1951), 'Asesinato en el Orient Express' (1974), 'El tren de las 3'10' (1957) y así podríamos seguir citando muchos más en distintos géneros.
En el caso presente que comentamos se usa como base de la historia la de George Cadwell, un joven editor algo chiflado que piensa que podrá descansar y leer en un viaje de larga distancia por la costa Oeste norteamericana, entre Los Angeles y Chicago, y en su lugar encuentra un romance, pero también se pone en peligro, ya que cree haber visto a un hombre asesinado, que ha sido arrojado fuera del tren.
El problema es que nadie de los presente en el tren le cree y comienza a investigar por su cuenta.
Para realizar esta producción se ha elegido a un profesional como Arthur Hiller, que comenzó haciendo series para la televisión y después se pasó al cine, que a lo largo de su extensa filmografía ha tocado toda clase de temáticas, sin embargo el título que le dio más fama es sin duda el de la sentimental 'Love Story' (1970).
En 'El expreso de Chicago' (1976) se citan aquí una amplia galería de personajes de lo más variados y dispares, que el guionista Colin Higgins los pone en contacto con un agente del FBI.
Allí se encuentran también la secretaria de un famoso profesor y escritor de arte que acaba siendo asesinado, una fingida granjera que está bastante loca, un joven des color, etc.
Todos ellos giran en este caso en torno al inevitable actor Gene Wilder, en el que se ha confiado demasiado en su gracia cómica, que adquirió bastante fama tras interpretar 'El jovencito Frankenstein' (1974) que con cuya presencia es quien le da el tono jocoso a esta película que está planteada más como una comedia que como un film cómico.
Tiene varias secuencias de acción y un tono dinámico en la realización en toda la obra, pero no consigue convencer en el conjunto total de la misma.
Posee en su banda sonora una agradable música compuesta por Henry Mancini que ayuda a crear el ambiente, como por ejemplo en la escena de sofisticado erotismo sobre el tema de la jardinería que lleva a cabo la pareja protagonista.
A veces la mezcla de distintos géneros en el cine suele da buen resultado, pero otras en cambio la hacen quedar a mitad de camino ya que el espectador no sabe a qué termino quedarse.
Colin Higgins confecciona un guion, en el que introduce por una parte el humor, por otra el suspense de tipo policiaco, más allá el género catastrófico, la comedia desenfadada a la americana, el thriller, o la parodia de suspense del cine de Alfred Hitchcock,...
El resultado es entretenido, con aventuras que se suceden sin parar que hace que el espectador lo pase bien durante casi dos horas, sin tener grandes errores ni defectos que sean visibles a simple vista, porque entran dentro de un tipo de cine standard y comercial que nos suena a poco a los espectadores de hoy día.
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