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CRITICA
Por: PACO CASADO
John Kelly es un comando Navy Seal de élite que busca justicia por el asesinato de Pamela, su esposa, que estaba esperando un hijo, embarazada de ocho meses, en represalia por haber sacado a las fuerzas especiales rusas de Alepo, que han sido tomados como rehenes, algo que Robert Ritte, supervisor de la CIA les ocultó.
A la vuelta a Estados Unidos varios del comando son asesinados y también persiguen a Kelly, que al hacerle frente mata a tres pero escapa el cuarto.
Kelly se ve envuelto en una conspiración internacional en esta historia muy al estilo de las del escritor Tom Clancy, cuyo protagonista más popular es Jack Ryan de cuyas novelas se han llevado varias de ellas a la pantalla: Juego de patriotas (1992), La caza del octubre rojo (1990) o Peligro inminente (1994), entre otras.
Todo se originó cuando un grupo de soldados rusos mataron a su familia en represalia por haber intervenido en una operación secreta, en la que se siente traicionado por sus superiores.
John Kelly persigue al asesino a toda costa en colaboración con la teniente Karen Greer, una compañera de los Seal, y un agente de la CIA encubierto.
En su investigación pone al descubierto un complot que puede enfrentar a Rusia con los Estados Unidos en una guerra si no se evita a tiempo.
Dividido entre lo personal y la lealtad a su país Kelly debe luchar contra sus enemigos sin remordimientos si con ello impide el desastre.
La acción se inicia en Alepo (Siria) en zona de guerra cuyo guion está basado en el best seller de Tom Clancy escrito en 1993 aunque en la novela transcurría la acción en Vietnam, mientras que en la película se ha trasladado al conflicto de Siria.
En la interpretación Michael B. Jordan le da al protagonista un carácter especial que le hace distinto a los personajes de las novelas de Clancy interviniendo en diversas escenas de acción que ponen emoción al complicado relato, como cuando quema un coche con un corrupto diplomático ruso dentro para que le de el nombre del asesino de su esposa o cuando es confinado en una prisión rodeado de condenados rusos que desean su muerte o la secuencia en que el avión en que viaja con destino a Murmansk (Rusia) es atacado en pleno vuelo.
Jordan es un actor interesante que le da intensidad emocional, que se adapta al drama, aquí con furia contenida y odio, a la acción con facilidad y es el primero de color que protagoniza una de las novelas de Clay en este thriller militar que se aleja del material original, pero mantiene el espíritu, llevado a buen ritmo, con escenas de acción bien coreografiadas, todo ello mezclado con la intriga política.
El reparto se completa con el inglés Jamie Bell y el australiano Guy Pearce, dos actores sólidos.
En el film se mezcla la acción del thriller con la típica cinta de espías con la política por medio con las tensiones entre Rusia y Estados Unidos que pueden estallar en cualquier momento.
Dirigida con solvencia por el eficaz Stefano Sollima, director italiano de títulos como Suburra (2015) o Sicario: El día del soldado (2018), con una sólida primera parte con escenas de guerra y una segunda con secuencias más de acción pero sin la tensión necesaria e ideas interesantes sobre los conflictos armados internacionales.
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