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CRITICA
Por: PACO CASADO
El rey de los productores del cine de acción actual, Joel Silver, vuelve a unir al director Andrzej Bartkwoiak y a la estrella del cine oriental Jet Li, que ya estuvieron juntos en Romeo debe morir (2000) para hacer una nueva película esta vez sobre unos diamantes negros que han desaparecido y detrás de los cuales andan Tony Fait un ladrón, al que un mafioso ha secuestrado a su hija para que los entregue y Su, un policía taiwanés que busca algo más que simples diamantes.
Aunque son enemigos en cuanto a sus ideas, deciden unirse ante las circunstancias de unos intereses comunes y luchar cada uno por lo suyo. Fait necesita las piedras para canjearlas por la vida de su pequeña hija Vanessa y Su, vengarse de alguien que una vez quiso matarle.
Los elementales argumentos de estas cintas no son más que la excusa para la exhibición de abundantes peleas de artes marciales en auténticos ballets de giros y saltos acrobáticos con la ayuda de los efectos especiales, que es lo que busca el personal que acude a ver esta clase de film de pura evasión.
Son las cintas chicle, de mascar y tirar.
Todas son iguales y nos parece haberlas visto ya antes.
La realización está al servicio de los actores, el oriental Jet Li y el rapero Dark Man X (DMX) que introduce algunas de sus canciones en la banda sonora.
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