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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos ante la típica aventura juvenil que se basa en un hecho real ocurrido en el verano de 1967 en Arkansas, trasplantado a la pantalla a través de las memorias escritas por sus protagonistas, tres hermanos americanos que decidieron un día, cámara en mano, ir en busca de la aventura de captar animales en fase de extinción para poder mostrarlos a futuras generaciones.
La historia está tomada con un aire festivo al principio, en donde los dos hermanos mayores gastan bromas al más pequeño que, por no quedarse atrás, las acepta de buen grado, o la rivalidad con los jóvenes de su edad en carreras de automóviles y amores.
Estos jóvenes sabían bien lo que querían y llevados por los consejos de su padre y apoyados por su madre no se atan al negocio familiar de carburadores que es lo que mantiene a la familia.
Imaginamos que la historia ha debido ser aumentada en su fantasía en algunos pasajes, como el del vuelo de la avioneta pilotada por el más pequeño del clan, que lo hace de forma impecable sin haber recibido ni una lección práctica, sólo teórica, de boca de su padre.
Dirigida por William Dear (Harry y los Henderson, Rocketeers) de forma artesanal y sin mucha brillantez, está interpretada por un reparto de atractivos actores jóvenes que, al menos por su físico, parece que tendrán porvenir dentro de la nueva generación actual. Una nítida fotografía y algunos temas musicales de los años sesenta completan los valores de este film.
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