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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine americano parece estar falto de ideas nuevas y se dedica a aplicar las novedosas técnicas a viejas fórmulas que ya funcionaron en el pasado y que ahora, al mejorar con los adelantos modernos, vuelven a dar resultados óptimos.
Este es el caso de 'Casper' (1994) un fantasmita creado en 1955 como protagonista de unas historietas de comic, que después se convirtieron en una serie de televisión y que ahora lo hace en la gran pantalla bajo la tutela y producción de Steven Spielberg.
No es el gran rey Midas del cine americano el que dirige en esta ocasión, sino Brad Silberling, un joven de tan sólo 23 años que tras alguna experiencia en series televisivas debuta en el largometraje.
Y ciertamente los resultados no han sido malos, sino todo lo contrario, aunque buena parte del mérito de la película hay que atribuírsele a la Industrial Light and Magic que es la que se ha encargado de poner los efectos especiales en más de 300 planos del film, creando los fantasmas por ordenador, que tienen mucho más peso en esta historia que los personajes de carne y hueso.
El doctor James Harvey, un especialista en fantasmas y su adolescente hija Kat, son llamados para que desalojen de un viejo caserón a varios de ellos y allí se trasladan a dicha mansión ara ahuyentar a una banda de ellos que impiden el paso a su propietaria, la malvada millonaria Carrigan Crittenden.
El doctor Harvey ha enviudado recientemente y desde entonces viaja por el país buscando fantasmas que le pongan en contacto con su fallecida esposa.
Padre e hija enseguida entablan amistad con los espectros que allí habitan, entre los que están Casper y sus tíos, Látigo, Tufo y Gordy, que se dedican a asustar a la gente y se lo pasan bien.
Especialmente Kat encontrará en Casper, el benjamín de la familia de fantasmas, al amigo que nunca tuvo, entablando con él una gran amistad.
La dueña de la casa quiere echarlos de allí porque piensa que hay un tesoro escondido, pero finalmente todo quedará en su sitio.
La historia está contada con sencillez y el guion le da entrada con bastante frecuencia a los fantasmas que tienen ocurrencias muy divertidas, que se logran visualizar gracias a los efectos especiales y que constituyen buena parte del espectáculo que supone esta cinta.
Poco más ha tenido que hacer el novato Brad Silberling que dirigir a los escasos protagonistas de carne y hueso que posee y acoplarlos con los efectos especiales adecuadamente.
En la película se hace uso de algunos chistes privados como Bill Murray vestido de cazafantasmas que sale huyendo del caserón o la imagen de Clint Eastwood reflejada en un espejo como viejo vaquero.
Un film que es entretenido y espectacular por lo que tiene de avance en la técnica de coordinación de los actores con la imagen irreal de los efectos especiales. Milagros del ordenador.
Su enorme éxito en la taquilla, con más de cien millones recaudados únicamente en los Estados Unidos, ha dado pie al rodaje de tres secuelas, con diferentes protagonistas que han sido estrenadas directamente en formato video.
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