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CRITICA
Por: PACO CASADO
El guionista y director británico Neil Marshall se ha convertido en un especialista en cine de terror.
Las dos películas suyas que hemos visto Dog Soldiers (2002) mezclaba el género bélico con el terror y en la segunda The Descent (2005) la aventura y el terror.
Si en la primera eran exclusivamente hombres, en la segunda lo eran solamente mujeres.
En esta tercera la mezcla es de más géneros.
Comienza con un virus letal que asola Escocia en 2008 infectando a cientos de personas constituyendo una plaga mortal que ha aniquilado a miles de personas en el Reino Unido, lo que sucumbe al país en el miedo y el caos.
Desesperado el gobierno británico evacúa a los supervivientes sanos y levanta un muro de acero para evitar que los infectados se escapen de la zona de seguridad.
25 años después surge un brote en Londres y la comandante Eden Sinclair es enviada con un grupo de élite a buscar un remedio.
Tan sólo en el prólogo ya hemos tenido abundancia de muertos vivientes mostrando horribles deformidades.
Una vez en Escocia nos encontramos un panorama desolador de calles vacías y mucho punky suelto con ganas de guerra que se divierten asando a personas y comiéndoselas después.
De repente, tras una huida, nos encontramos en un campo verde cuyos habitantes han retrocedido hasta la Edad Media, con caballeros con armaduras, lanzas y espadas en un torneo medieval a muerte.
La tercera parte de la cinta es una veloz huida a lo Mad Max donde se dan las escenas más espectaculares y al mismo tiempo rozando auténticamente el ridículo.
Todos estos cambios del guion se justifican como un homenaje a estos géneros, pero no es más que una simple excusa, en una historia falta de unidad, que va perdiendo interés poco a poco, que copia descaradamente a muchos títulos anteriores sin ninguna originalidad aunque en cualquiera de sus partes hay una constante: la violencia y el horror.
Película posapocalíptica que homenajea a las que hicieron grande el género en la década de 1980, pero le añade el toque visual de videoclip que está tan de moda en el cine de acción en estos momentos.
Se trata de una incursión en el universo de la ciencia ficción del realizador británico Neil Marshall que ya se había ganado un buen número de seguidores con los dos títulos antes citados.
En cuanto a la realización únicamente busca una acción trepidante y un montaje tan crispado que no deja ver nada.
Rhona Mitra se esfuerza en sacar adelante un producto en la línea de los títulos anteriores de este director, esta vez con más medios y mejor reparto en el que se encuentran rostros bien conocidos como Malcolm MacDowell y Bob Hoskins.
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