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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las comedias juveniles de institutos tiene diversas variantes, aunque después cada una dentro de esos apartados suelen tener pocas diferencias entre sí.
Antes privaban las de gamberradas, ahora prefieren las de terror o las de rivalidad entre los distintos componentes, bien sea por ser más popular entre los alumnos o bien por rivalidad amorosa, como es este el caso.
Aquí John Tucker es el joven capitán del equipo de baloncesto por el que todas las chicas beben los vientos.
Él lo sabe y está saliendo simultáneamente con las tres más atractivas: Beth es una defensora del medio ambiente, Carrie es una chica ambiciosa, atractiva y popular y Heather es la jefa de las animadoras.
Pero un día llega Kate, quien les descubre que están siendo engañadas y ello les hace unirse para vengarse de él y le proponen a Kate que le enamore y le deje en el momento oportuno rompiéndole así el corazón.
Pero finalmente Kate que se siente atraída por él y atrapada en sus redes, se ve en la diatriva de traicionar a sus amigas o serle fiel a él.
Las distintas estrategias que utilizan para las citas y las faenas que le juegan, constituyen el meollo de esta exitosa comedia juvenil que no ofrece nada nuevo con respecto a otras de sus género, pero posiblemente algunas jovencitas se sientan identificadas con esta clase de aventuras amorosas, lo que tal vez sea el motivo de su éxito, pero dice tan poco y resulta tan superficial que ni siquiera divierte.
Lo mejor de todo es su atractiva banda sonora con temas que son bastante populares.
En las manos de una directora como Betty Thomas, cuyas credenciales no son las más atractivas (Partes privadas (1997), La tribu de los Brady (1995), Dr. Dolittle (1998), 28 días (2000)), no ofrecía muchas garantías.
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