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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una de las cosas que más nos gustan en el cine es que nos sorprendan, que nos cuenten historias que sean diferentes y hacía mucho tiempo que no veíamos un melodrama como los de antes en una pantalla.
Esta producción cuenta la dramática historia de una familia norteamericana que a pesar de luchar por defender sus derechos, tiene en peligro su futuro, ante unas leyes de inmigración que urge que sean revisadas y reformadas para evitar seguir cometiendo injusticias.
Antonio LeBlanc, un hombre de 37 años, de origen coreano, vive una dura realidad, trabaja como tatuador para llevar adelante a los suyos, pero busca un empleo mejor.
Fue adoptado por una familia norteamericana cuando tenía tres años y creció en la zona pantanosa del pequeño pueblo de St. Francisville, en Luisiana, muy cercano a Baton Rouge, teniendo una infancia difícil debido al mal trato que le daba su padre adoptivo.
Eso le llevó a escoger el mal camino pero se ha reformado.
Ahora, ya de adulto, está casado con el amor de su vida, Kathy, que trabaja como fisioterapeuta.
Ella tenía una hija, Jessie, de siete años, de una relación anterior con Ace, un policía, que a pesar de haberlas abandonado, quiere tener un importante papel en la crianza de la niña.
Kathy está de nuevo embarazada en espera de un bebé, esta vez de Antonio, que quiere a Jessie como si fuera hija suya.
Éste trata de dar lo mejor a su familia, pero para un ex-presidiario, que no tiene sus papeles en regla, debido a una negligencia de sus padres adoptivos, puede ser deportado por ese simple trámite burocrático, por lo que no le será fácil evitarlo, a pesar de estar casado con una mujer norteamericana.
Todo surge cuando un día en un supermercado Denny, un policía racista e intransigente, compañero de patrulla de Ace, tiene una diferencia verbal con él y algo más, que le acusa de resistencia a la autoridad, lo detiene y acaba en el Departamento de inmigración, que cursa una orden de deportación al ponerse en duda su ciudadanía.
Tras pagar Kathy la fianza ha de buscar el dinero para contratar a un abogado que le defienda ante esta eventualidad.
El guion, escrito por el propio director californiano Justin Chon, para este su cuarto largometraje, se inspira en unos sucesos sobre niños surcoreanos adoptados que fueron deportados en su día a pesar de haber vivido siempre en el país.
Además del tema de la deportación se tratan otros como la orfandad, el cáncer, la importancia del pasado, la delincuencia, la brutalidad policial, la burocracia, la integración racial el drama de la separación familiar, la identidad cultural, el racismo, el maltrato infantil, el abuso de poder que son problemas actuales que vemos en los periódicos a diario y que nos hacen reflexionar.
Según confiesa el propio Chon, se identificó tanto con el personaje protagonista que decidió interpretarlo él mismo.
Tiene como oponente a la actriz sueca Alicia Vikander, la protagonista de La chica danesa (2015) en el papel de Kathy y junto con Sydney Kowalske en el personaje de su hija conforman el dúo de mujeres protagonistas del film que hacen un buen trabajo.
Hay una tercera actriz, Linh Dan Pham, que incorpora el papel de Parker, una mujer vietnamita, que también tiene su drama personal que resulta importante en la vida de Antonio.
Pasó por los festivales de Cannes, en la sección Una cierta mirada, y Deauville, logrando el premio del público en este último certamen.
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