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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al igual que en su momento el cine italiano hizo un tipo de western a la europea o a la italiana, si lo prefieren, con el cine de terror, también le ha dado un tinte característico propio, con una gran cantidad de violencia, escenas macabras y abundancia de hemoglobina.
De ello se encargó, en buena parte, Dario Argento, que en esta nueva película, Denons (1985), que ahora comentamos, figura como productor y al mismo tiempo ejerce también de co-guionista, por lo que su influencia se ha hecho notar en este film de forma destacada, sin lugar a dudas.
Se da al mismo tiempo la circunstancia que quien dirige esta cinta es Lamberto Bava, ilustre apellido que corresponde también a otro director, igualmente especialista en este género, Mario Bava, con quien le unen lazos de parentescos familiares y de afinidad, en cuanto al gusto por la misma clase de cine ya que su abuelo, Eugenio Bava, fue camarógrafo y especialista de efectos visuales, y su padre, Mario Bava, director de cine.
Los confiados espectadores del cine Metropol asistena a una proyeccion en la que se habla de Nostradamus.
La sesión se convierte en una auténtica pesadilla cuando los personajes cobran vida y comienzan a matar a los espectadores.
Su argumento puede que no nos suene muy original, ya que con anterioridad hemos visto otra película de temática parecida, Angustia (1987), del realizador catalán Bigas Luna, pero se da la circunstancia de que la italiana es anterior en casi dos años a la española.
Dos amigas acuden al pre-estreno de una producción de miedo.
En un determinado momento de la acción del film, el mal traspasa de la pantalla al grupo de público invitado a la proyección y los demonios, a que se refiere el título, se encarnan en los espectadores, constituyendo así toda una masacre y una orgía de sangre, con escenas macabras sin otra justificación que la de producir el terror entre los asistentes, con abundancia de efectos especiales, así como escenas repugnantes y asquerosas, como cortes en los ojos, una mano mutilada, un demonio que vomita sangre y bilis, etc..
La dirección de Lamberto Bava es meramente funcional, mientras que los actores parecen marionetas en sus manos, con una actuación muy exagerada.
En definitiva una cinta típica de terror de estos momentos, de la década de los años 80.
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