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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine norteamericano tiene la facilidad de disfrazar de cualquier género el más sobado de los argumentos, y esto es lo que ha hecho, una vez más, en esta ocasión, en 'Águila de acero III' (1992).
Si ustedes recuerdan en la película 'Los siete magníficos' (1960) se contaba la historia de un pueblo que estaba sojuzgado por unos bandidos que finalmente era liberado por un puñado de hombres que se ofrecían a ello.
Ese mismo argumento fue inventado por el cine japonés en el film 'Los siete samuráis' (1954) y fue transformado en un western por el cine de Hollywood.
El avión de Morales, piloto norteamericano, ha sido derribado y su familia está prisionera en un pueblo peruano como eehén de los narcotraficantes.
Ana Morales consigue escapar y habla con Sinclair, un coronel que participa en festivales de acrobacia.
Le informa del lugar en el que fabrican la droga y de cómo la introducen en los EE.UU. a través de sus bases aéreas.
Tienen cómplices en el ejército que vana dificultar el rescate.
A pesar de ellos Sinclair y su grupo a bordo de sus viejos aviones, consiguen despegar rumbo a Perú para destruir la base de los traficantes y liberar a los Morales.
Ahora de nuevo el tema se maquilla, se disfraza de otro género de aventuras y en lugar de caballos y pistolas se ponen aviones y de fondo el narcotráfico y ya está de plena actualidad.
Para ello se vuelven a retomar los personajes de aquellos aviadores creados por Kevin Elders y Sidney J. Fury en la primera 'Águila de acero' (1986), ahora un poco más envejecidos, ya casi retirados, que se dedican a hacer vuelos de exhibición con viejos aviones de guerra y con su valor y astucia son capaces de arremeter contra unos traficantes de droga en un pueblo perdido en la selva sudamericana.
Esta vez no se trata de una cinta de guerra, sino de un grupo de personas, un alemán, un inglés, un americano y una sudamericana, que se unen para salvar a un pueblo.
Chappy Sinclair descubre un plan de contrabando de droga en su propia base aérea.
Resulta que está en juego la vida de algunas pobladores de Perú ya que ha sido tomada su aldea como base de operaciones por un ex nazi que es traficante de cocaína.
Chappy decide volar allí en compañía de unos amigos, con unos aviones antiguos de la Segunda Guerra Mundial para liberarlos.
De paso se introduce la corrupción de algunos altos mandos del ejército y una aguerrida y musculosa mujer que lucha por su pueblo y ya tenemos un nuevo argumento, listo para la evasión y el entretenimiento del espectador, llevado a cabo de una forma artesanal por John Glen, un cineasta curtido tras haber realizado cinco cintas del agente secreto James Bond, como montador y director de las mismas para tener ultimado este producto, con algunas escenas que realmente mueven a la risa al espectador.
Al frente del reparto está Louis Gossett jr., ganador de un Oscar por su intervención en 'Oficial y caballero' (1982), una vez más en el personaje de Chappy, el as de la Fuerza Aérea que se ganó el corazón del público en las dos primeras películas de esta serie.
Rachel McLish debuta en el cine con este papel, uno de los más agotadores al que se pueda enfrentar una actriz, incorporando a Anna, una hermosa y sensual mujer que intenta salvar a su familia y de paso también a su pueblo.
Como curiosidad anotemos la presencia del actor Horst Buchholz que formaba parte del reparto de la mencionada 'Los siete magníficos' (1960).
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