|
CRITICA
Por: PACO CASADO
De vez en cuando nos llega una producción italiana cuando antes eran las que con más frecuencia aparecían en nuestras carteleras.
De esta forma la cinematografía de esa nacionalidad se está convirtiendo prácticamente en una desconocida para el espectador español que ya no identifica a los actores ni a quienes los dirigen.
La que se nos ofrece en esta semana se titula 'Lazos' (2020), traducción fiel del título original, que hace referencia a los cordones de los zapatos, que ha sido la elegida para inaugurar la Mostra de cine de Venecia de este año.
Se trata del drama de un matrimonio cuarentón en crisis que se desarrolla en la década de los años 1980, que vive en Nápoles, compuesto por Vanda y Aldo, que tienen dos hijos de pocos años, Anna de ocho y Sandro de seis.
Aldo trabaja en la radio, en Roma, en la RAI, y un día tiene una aventura con otra mujer, Lidia, una compañera de la emisora, y ni corto ni perezoso se lo cuenta a su esposa que, sin más razón, inmediatamente, lo echa de casa.
A partir de ahí comienzan las vicisitudes de ambos, ya que llegado el momento Vanda lo perdona, pero Aldo no acaba de reintegrarse a la familia, aunque los hijos lo echan de menos.
En algún momento ella le espeta que aparte del amor en su día firmaron un compromiso que es para siempre.
Vanda intenta suicidarse desquiciada ante la posible separación.
Aldo, tras un tiempo ausente, cuando se encuentran un día con sus hijos, se da cuenta de que tiene poco en común con ellos, salvo una manera peculiar de atarse los zapatos como no lo hace nadie, que es el único lazo que los une.
Llegado un momento de la narración el guion, basado en la novela de Doménico Starnone, publicada en 2014, parece volverse loco yendo atrás y adelante con los personajes que se han hecho ya mayores, tanto los adultos como los niños, e incluso son interpretados por actores diferentes, lo que puede llevar a ocasionar la confusión en el espectador que piensa que han cambiado de pareja, si no está muy atento.
Para colmo al final se añade una escena en la que los dos hijos ya adultos, Sandro casado y con hijos, Anna soltera y sin descendencia, se dedican a destrozar la casa de los padres que nos resulta un postizo sin más justificación ni sentido.
Hay momentos o escenas en las que las interpretaciones de la pareja no suenan de forma verdadera en la primera parte, nos quedamos mejor con la serenidad de la segunda encarnada por Laura Morante y Silvio Orlando.
Cada familia vive la felicidad a su manera, a pesar de la infidelidad en ocasiones, en la que las víctimas de estos casos siempre son los hijos que pueden terminar traumatizados.
Daniele Luchetti se complica la vida con este guion con tantos saltos, en lugar de contar la historia por derecho y analizar los hechos de manera serena en los que todos salen perdiendo.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE