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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras sus dos últimas producciones internacionales Un día perfecto (2015) con el conflicto de los Balcanes y Loving Pablo (2017), que hacía el retrato de Pablo Escobar, nos llega ahora el director madrileño Fernando León de Aranoa con 'El buen patrón' (2021) recién nombrada como la candidata por España para optar al Oscar a la mejor producción de habla no inglesa.
Esta historia significa el reencuentro de Fernando León de Aranoa con Javier Bardem que ya colaboraron juntos hace veinte años en Los lunes al sol (2002).
En esta ocasión el que era un empleado en paro es sustituido por un jefe de una empresa que está en la cumbre del éxito, lo que no le exime de tener problemas.
Es como la otra cara de la moneda, del mundo del trabajo.
Julio Blanco, que así se llama esta vez, es el dueño de una gran empresa de balanzas industrial de todas clases, tamaños y precios, heredada de su padre, en una ciudad de provincias, que está a la espera de la visita de una comisión que es la encargada de inspeccionar y seleccionar los negocios locales para otorgar un prestigioso premio a la excelencia, que cree poder merecer, por lo que se esmera en poner todo en orden y tratar de solucionar los problemas de los empleados o que pudiera haber en la fábrica para dar la mejor imagen e impresión al jurado.
Pero justamente la tensión aumenta en esos días en que José, un empleado, divorciado, que ha sido recién despedido, se presenta en la empresa en compañía de sus dos hijos pequeños, para reivindicar que vuelva a ser admitido y regresar a su puesto de trabajo debido a la baja indemnización que se le ha dado y a tener que mantener a sus hijos.
Al negarse a ello se planta en la acera contraria y comienza una estratagema contra el dueño, con una serie de pancartas alusivas al que él cree mal comportamiento de su antiguo jefe, manchando así la posible buena imagen que pretende ofrecer.
Cuenta en clave de comedia negra la historia de Blanco, este empresario sin demasiados escrúpulos, revestido de amabilidad y buenas maneras, en tiempos de precariedad laboral y retroceso en esos derechos, un tanto hipócrita, que vive bien, que pregona que no tiene hijos y que sus hijos son sus empleados, pero que en el fondo va a lo que personalmente le interesa, en este caso el premio a obtener que completa su colección para el que ya tiene hecho el sitio en su casa.
Cada uno de los empleados tiene su problema y de paso se hace un reflejo de lo que es hoy la sociedad y la empresa.
León de Aranoa va contando la historia de cómo transcurre a lo largo de los días de una semana, como si fueran pequeños cortos en los que en cada uno de ellos ocurre algo, como si tuvieran independencia, pero formaran en conjunto el relato que empieza bien y conforme avanzan los días se va ennegreciendo.
Hay algunas historias paralelas como la de Liliana, la inteligente becaria enchufada, que adquiere algo de poder por el propio desliz de Blanco o también la de Miralles, el personaje que hace Manolo Solo que queda en el aire, sin solucionar.
El argumento juega con el significado de la balanza, el equilibrio y al mismo tiempo el símbolo de la justicia, que en este caso no se cumple.
A lo largo de la trama se tocan los problemas de la empresa, el paro, los becarios, los despidos, la dignidad, el abuso de poder, la injusticia, el cinismo, la infidelidad, la hipocresía, la sociedad en la que vivimos, entre otros, que posiblemente haga reflexionar al espectador.
Buen trabajo de Javier Bardem que sostiene sobre sus hombros todo el peso del film, compartido con ese gran profesional que es Manolo Solo como su mano derecha y amigo desde la infancia que le saca de todos los problemas, bien rodeado de eficientes actores de reparto.
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