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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ante esta producción, que fue presentada en la Mostra de cine de Venecia como homenaje a la actriz Jamie Lee Curtis que recibió el León de oro honorífico, no cabe más que preguntarse si es que se nos está tomando el pelo, una vez más, con esta historia repetida una y mil veces.
En cuantas ocasiones ha muerto el monstruo de Michael Myers?
Cada capítulo, cada nueva versión es asesinado y rematado para volver a vivir una vez más.
Y otra vez en esta nueva entrega se inicia con un flash back del final de la anterior en el que se recuerda la matanza de Myers, para volver a retomar la historia, esta vez con los personajes que estuvieron presentes, entonces jóvenes, ahora ya adultos, que vuelven a recordar aquella historia y de nuevo se producen otra vez los crímenes.
La acción se sitúa en el pequeño pueblo de Haddonfield en Illinois con ese prólogo donde se recuerda aquella matanza para volver a la actualidad en 2018 en la que el monstruo vuelve, una vez más, en la consabida noche de Halloween, cuando todo el mundo se divierte disfrazado y enmascarado, gastando bromas macabras y los niños pidiendo caramelos.
Se vuelven a reunir Laurie Strode, su hija Karen y su nieta Allyson tras haber matado a Michael Myers o al menos eso creían ellas, porque ha vuelto de nuevo en busca de Laurie que ha sido ingresada en el hospital con una herida en el vientre de la que es operada y al tener conocimiento de que ha vuelto, está segura de que vendrá a por ella.
La película tiene un guion de Scott Teems y Danny McBride junto con el director David Gordon Green que parece que tiene tan sólo un único propósito y este es el de acumular mientras más crímenes mejor, y la prueba está que a la media hora de metraje ya lleva más de una docena de ellos y no terminamos de contar los que se acumulan hasta el final de la historia y sobre todo a cual más sangriento, realizado con gran sadismo resultando desagradables, olvidándose en esta ocasión del terror, que es una de las características de las producciones de esta saga perteneciente a ese género.
El pueblo termina amotinándose ante tantos asesinatos y se une en busca del criminal para acabar con él, pero a pesar de ello éste continua, sigue y sigue como las famosas pilas energéticas del conejito.
En el reparto se encuentra una vez más la veterana actriz Jamie Lee Curtis que en este caso lo hace por sexta vez en la serie que además de la interpretación se empareja con John Carpenter, el iniciador de la serie para llevar a cabo la producción.
En la banda sonora además de la música compuesta por Daniel A. Davies vuelve a sonar el tema que en su día compuso John Carpenter como un emblema más de la serie.
El endeble realizador David Gordon Green es ya un veterano director con más de dos docenas de largometrajes y series de televisión del que recordarán algunos de sus flojos títulos como la comedia Superfumados (2008), Caballeros princesas y otras bestias (2011) o El canguro (2011), entre otras, que tras hacer la primera entrega de esta trilogía se encarga también de la segunda, ya que la primera recaudó más de 250 millones de dólares.
Tiene una realización limpia aunque plana, sin emoción, con una cuidada fotografía, pero no puede enderezar el confuso y reiterativo guion algo retorcido que tiene entre manos, basado en los personajes creados por John Carpenter y Debra Hill en 1978, hace ya más de cuarenta años.
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