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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por los Festivales de cine de San Sebastián y la Seminci de Valladolid llega a las carteleras Josefina (2021), dirigida por Javier Marco.
Juan es un funcionario de prisiones, reservado y algo tímido, vive en el piso de sus padres ya fallecidos, sólo tiene un amigo, Rafael, su compañero de trabajo.
Juan observa cada semana la visita de Berta, la madre de Sergio, uno de los jóvenes que está preso, que es su hijo.
Un día se le avería su viejo coche, que tardarán en reparar, y tiene que coger el autobús en el que coincide con Berta y cuando éste da un frenazo el móvil de ella cae a los pies de Juan, lo que hace que entren en contacto.
Al día siguiente coinciden en la parada y entablan una cierta amistad.
Ella se gana la vida cosiendo y él le encarga un traje.
En la habitación de al lado está postrado en cama soportando desde hace años una larga enfermedad, Antonio, su marido.
Juan se hace pasar por el padre de una chica que se inventa como su hija, a la que llama Josefina, igual que el graffiti que ve cada día cuando saca a pasear el perro de Pascual, su vecino.
Dice que su hija está dentro de la cárcel en el módulo de mujeres para no desvelar su profesión.
Ambos viven en otra realidad distinta a la que les rodea.
A lo largo de la historia del cine hay casos de la unión entre un guionista y un director que trabajan juntos durante muchos años en diversos proyectos y esto hace que se entiendan a la perfección a la hora de elaborar una historia.
Eso mismo es lo que ha ocurrido con la pareja formada por el cineasta alicantino Javier Marco como director y Belén Sánchez Arévalo como guionista, a lo largo de más de una docena de cortos realizados juntos y que ahora debutan ambos en la realización de un largometraje que supone su ópera prima como tal.
En 'Josefina' (2021) se dan cita el drama de la madre que tiene a su hijo en prisión, con las situaciones más o menos de comedia que se dan entre Juan y Berta en esta especie de cuento sobre la vida gris y sin futuro de ambos personajes, de familias destrozadas.
A lo largo de esta historia aparecen temas como la soledad, la necesidad de comunicación que tenemos los seres humanos, el amor, el trabajo, la enfermedad, la infidelidad, la mentira, las tristeza y alegrías de cada día.
Es una historia sencilla, sincera, de pocos personajes y corto presupuesto, realizada con honestidad y autenticidad, sin sentimentalismos, cuyo guion deja el final en el aire, pero que todos intuimos lo que puede venir detrás tras los créditos finales.
Está llevada a cabo con el ritmo que precisa un relato como este en el que a los personajes les suceden pocas cosas, lleno de silencios y falta de palabras y con el hecho surrealista de estar narrada en off por el único personaje que no existe.
Tiene una realización naturalista, sin complicaciones a la hora de la planificación y confiando por parte de su director en las dos grandes figuras que tiene como protagonistas, Emma Suárez y Roberto Álamo, que hacen un interesante trabajo.
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