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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más el cine norteamericano hace una apología y defensa de lo que significa la familia en la sociedad y cómo los miembros de la misma deben apoyarse unos a otros hasta hacerse una piña, aceptarse como son, disfrutando de las alegrías y compartiendo las penas.
La nueva producción de Disney, 'Encanto' (2021) lleva a cabo de nuevo ese tema y se inspira en Colombia, país con el que coproduce en esta ocasión, para hacerlo en forma de un musical de animación con abundancia de canciones y con un relato de carácter fantástico como fondo de su argumento.
Cuenta la historia de una familia extraordinaria, los Madrigal, que viven en un verde valle rodeado de bosques entre las montañas de Colombia, en una casa mágica de un pueblo, situado en un enclave maravilloso, llamado Encanto.
La magia que posee ese pueblo ha dotado a todos los niños de la familia de un don único para cada uno, que va de tener una fuerza descomunal extraordinaria hasta el poder de curar... pero se han olvidado de una niña de quince años llamada Mirabel, que sin tener dones especiales es la más querida de la numerosa familia, que está comandada por la abuela Alma, una mujer severa pero cariñosa a la vez, que cuida de la vela mágica, que es la que mantiene el que la familia tenga esos poderes.
De esa forma todos los componentes de la familia Madrigal tienen un don mágico, que reciben cuando cumplen cinco años, menos la pequeña Mirabel, aunque ello no le acompleja, sino que le anima a luchar por tratar de conseguirlo ella también.
En ese momento del cumpleaños se abre una puerta y determinará cual es el papel que tendrá en la familia y cómo servirá a la comunidad.
Pero ella tendrá un día que descubrir que ese don está en peligro de ser perdido por la extraordinaria familia, por lo que será Mirabel quien se convierta en la última esperanza de evitar que eso ocurra.
Todos podemos identificarnos con Mirabel, no tenemos ningún poder, pero eso no debe afectarnos, como le sucede a ella, aunque otros nos superen, ya que nuestro obligación es ser mejores cada día y tratar de complacer a los demás.
Es una historia sobre la unidad de la familia y la aceptación de cada uno como es y lo difícil que pueden ser, a veces, las relaciones entre ellos.
El guion, con una heroína como protagonista, siguiendo la moda del feminismo imperante últimamente en la casa del ratón, agrupa demasiados personajes lo que hace que algunos no están muy definidos o pasan un poco desapercibidos.
Son dos de los directores de Zootrópolis (2016), Jared Bush y Byron Howard, los encargados de dirigir esta producción con la ayuda de la coguionista Charise Castro Smith, sobre las relaciones familiares que cuenta como compositor de las ocho pegadizas canciones que se insertan en su banda, con las partituras de Lin-Manuel Miranda.
Tanto Miranda como los directores habían trabajado en títulos anteriores por separado y deseaban hacer algo juntos y esta fue su oportunidad en la que tienen la ocasión de bucear en la música y el folclore colombiano.
El film, que es el número 60 de las producciones animadas de Walt Disney, tiene algunas pinceladas de realismo mágico, y va dirigido para toda la familia, aunque posiblemente los más pequeños no acaben de entenderlo bien.
Junto a la música brilla con luz propia la fotografía que realza los bailes colombianos, los decorados y el colorista vestuario aunque hay escenas que resultan un tanto oscuras.
El ritmo con que está contada esta aventura familiar es frenético en muchos momentos, dándole vitalidad a las imágenes, en las que la acción no tiene pausa.
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